El Gobierno de Panamá rechazó rotundamente haber recibido alguna propuesta oficial por parte de Estados Unidos para acoger migrantes deportados, según rumores sobre las intenciones del presidente electo Donald Trump. En un comunicado, las autoridades panameñas reafirmaron que no tienen ninguna obligación legal de recibir a personas de otras nacionalidades deportadas desde Norteamérica. Este pronunciamiento se da en un contexto donde las políticas migratorias de Trump y la crisis migratoria en la región han generado tensiones internacionales.
Panamá y su compromiso con la soberanía
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá negó haber recibido algún tipo de comunicación oficial relacionada con un supuesto plan de deportación masiva liderado por Estados Unidos. Las autoridades panameñas recalcaron que, bajo el derecho internacional, el país no tiene obligación de aceptar deportados que no sean ciudadanos panameños.
Asimismo, el comunicado enfatizó el interés de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos, siempre en el marco del respeto mutuo y la defensa de los intereses nacionales. Esta postura refleja una firme voluntad de Panamá de proteger su soberanía y su posición en el escenario global.
Experiencias pasadas y rechazo a acuerdos similares
Panamá ya descartó en 2019 convertirse en un “tercer país seguro”, propuesta planteada durante el mandato de Trump para albergar migrantes que buscaban refugio en Estados Unidos. Esta decisión se mantuvo como una política de estado, reafirmada ahora ante los nuevos planes anunciados por el presidente electo para 2025.
Los países mencionados en las propuestas migratorias de Trump, entre ellos Bahamas, Islas Turcas y Caicos, Panamá y Granada, han manifestado su preocupación por las implicaciones que estas medidas podrían tener en su estabilidad interna.
Crisis migratoria en Panamá y la frontera del Darién
En paralelo a estos debates, Panamá enfrenta una compleja crisis migratoria. En lo que va del año, 298.187 personas han cruzado la peligrosa selva del Darién en su camino hacia Estados Unidos. Esta cifra representa una reducción del 40 % en comparación con 2023, cuando más de 520.000 migrantes atravesaron esta frontera natural, según el Servicio Nacional de Migración de Panamá.
La mayoría de los migrantes provienen de Venezuela, Haití y otros países sudamericanos. Sin embargo, las políticas de deportación en Panamá han permitido repatriar a más de 850 personas desde el inicio de un acuerdo con Estados Unidos en agosto.
Migrantes venezolanos: una excepción a la repatriación
A pesar de los esfuerzos por controlar la migración irregular, los venezolanos, que constituyen la mayoría de los migrantes, no son sujetos al programa de repatriación debido a la suspensión de relaciones diplomáticas entre Panamá y Venezuela. Esta situación añade una capa adicional de complejidad al manejo de la crisis migratoria.
El rechazo de Panamá a aceptar deportados extranjeros y su postura frente a las políticas migratorias de Trump reflejan su compromiso con la defensa de su soberanía. Mientras tanto, la crisis migratoria en la región continúa siendo un desafío monumental, especialmente en la frontera del Darién, donde miles de personas arriesgan sus vidas en busca de mejores oportunidades. En este contexto, la cooperación internacional y el respeto mutuo serán clave para encontrar soluciones sostenibles.