El rugby ha emergido como una herramienta poderosa para combatir la violencia en Venezuela gracias al ‘Proyecto Alcatraz’. Esta iniciativa, liderada por la Fundación Santa Teresa, utiliza este deporte para fomentar valores, prevenir la criminalidad y ofrecer segundas oportunidades a quienes han vivido al margen de la sociedad.
Recientemente, el ‘Proyecto Alcatraz’ cobró protagonismo durante la vigésima octava edición del Torneo Internacional Santa Teresa Rugby Sevens, donde equipos venezolanos y el Club Rugby Complutense Cisneros, de España, demostraron cómo el rugby puede ser un catalizador de cambio social. Este torneo, celebrado en la Hacienda Santa Teresa, consolidó su relevancia como uno de los eventos más emblemáticos de la disciplina en el país.
El Torneo Santa Teresa Rugby Sevens: Un evento de inclusión
El evento deportivo reunió a 25 equipos nacionales y al Club Rugby Complutense Cisneros, que alcanzó la final masculina frente al Alcatraz Rugby Club.
Este último, integrado por jugadores venezolanos formados en el ‘Proyecto Alcatraz’, se coronó campeón tras un emocionante encuentro.
El torneo no solo celebra el talento y la estrategia deportiva, sino que también refuerza el propósito social del proyecto: promover la convivencia pacífica y la superación personal a través del rugby.
En palabras de Nicolás Ayuso, entrenador del club español, participar en este evento es un privilegio que reafirma la importancia de las iniciativas que trascienden el deporte para impactar vidas.
Un modelo que cruza fronteras con el Rugby
El alcance del ‘Proyecto Alcatraz’ no se limita a Venezuela. La alianza con el Club Rugby Complutense Cisneros ha permitido que esta iniciativa se extienda a España, específicamente en el penal de Alcalá Meco, en Madrid.
Allí, el rugby penitenciario se implementa como una estrategia de reinserción social, brindando a los internos una actividad que les permite desarrollar habilidades, disciplina y esperanza.
Jesús Rivero, jugador del equipo español, destacó que este programa abre nuevas oportunidades para personas que no han contado con las mismas ventajas que otros.
Por su parte, Luis Daniel López, rugbista venezolano y embajador de Santa Teresa, subrayó que esta colaboración internacional consolida el impacto del proyecto y lo posiciona como un referente global.
El enfoque en la juventud: Prevención desde la base
Uno de los pilares fundamentales del ‘Proyecto Alcatraz’ es su enfoque en la prevención, especialmente a través de su liga infantil, que desde 2018 reúne a 300 niños.
Este programa busca inculcar valores y alejar a las nuevas generaciones de las tentaciones de la criminalidad.
Wilkinson Arrieta, jugador del Alcatraz Rugby Club, enfatizó que la integración de los más jóvenes no solo fortalece al equipo, sino que también asegura un relevo generacional comprometido con la disciplina y el crecimiento del rugby.
Este esfuerzo aspira a posicionar a El Consejo, localidad donde se desarrolla el proyecto, como un epicentro de excelencia en esta disciplina a nivel nacional e incluso internacional.
Impacto social y deportivo: Un legado que trasciende
El ‘Proyecto Alcatraz’ no solo ha transformado vidas individuales, sino que también ha cambiado la percepción del rugby en Venezuela.
Lo que comenzó como una iniciativa para rehabilitar a bandas criminales se ha convertido en un modelo integral que abarca desde la prevención infantil hasta la reinserción de expresidiarios, pasando por la formación de entrenadores y la promoción de valores como el respeto, el trabajo en equipo y la perseverancia.
La participación de equipos internacionales, como el Club Rugby Complutense Cisneros, refuerza la dimensión global del proyecto y su capacidad para generar alianzas que potencien su alcance.
Este intercambio cultural y deportivo no solo enriquece a los participantes, sino que también demuestra que el deporte puede ser un lenguaje universal para construir sociedades más justas y solidarias.
Reflexión final y recomendaciones
El ‘Proyecto Alcatraz’ es un ejemplo inspirador de cómo el deporte puede convertirse en un vehículo de transformación social.
Para maximizar su impacto, es fundamental que se sigan fortaleciendo las alianzas internacionales y que se destinen más recursos para ampliar sus programas.
Además, las comunidades deben involucrarse activamente en estas iniciativas, promoviendo la participación de niños y jóvenes para prevenir la violencia desde las bases.
El éxito de este modelo también resalta la importancia de replicar proyectos similares en otras regiones del país y del mundo, adaptándolos a las necesidades locales.
Con el compromiso conjunto de instituciones, comunidades y deportistas, es posible seguir utilizando el rugby y otros deportes como herramientas poderosas para construir un futuro más pacífico y esperanzador.