La Navidad en Venezuela trae consigo el anhelo de compartir en familia el tradicional plato de cena en noche buena compuesto por hallacas, pan de jamón, ensalada de gallina y pernil. Sin embargo, para muchas familias, este deseo enfrenta un obstáculo insuperable: el costo. En un país donde el salario mínimo mensual es insuficiente para cubrir las necesidades básicas, preparar este emblemático menú se convierte en un reto monumental que exige planificación, sacrificio y creatividad.
Para una familia promedio de cuatro integrantes, el costo total de los ingredientes alcanza los $138, lo que equivale a 55 salarios mínimos. Esta cifra no solo evidencia la magnitud de la crisis económica, sino que también pone en perspectiva las dificultades diarias de los venezolanos para mantener vivas sus tradiciones.
El desglose de un lujo para la cena en noche buena
Proteínas a precios inaccesibles
El elemento más costoso del plato de la cena en noche buena es el pernil, que representa una parte significativa del presupuesto familiar.
Comprar un pernil de 10 kilogramos, junto con un kilo de carne de res, un pollo y media gallina, requiere un desembolso de $78.
Esta suma equivale a casi 32 salarios mínimos, lo que hace que las proteínas sean prácticamente un lujo.
Ingredientes básicos y adicionales
Por otra parte, los insumos esenciales para las hallacas, como harina de maíz, aceite vegetal, onoto, hojas de plátano y pabilo, cuestan alrededor de $20.
Mientras tanto, los ingredientes adicionales que dan sabor al plato, como pimentón, cebolla, ajo, papas, zanahorias, aceitunas, alcaparras y pasas, suman otros $30.
Este conjunto de productos, aunque menos costoso que las proteínas, también representa un desafío económico considerable para las familias de ingresos limitados.
Estrategias para sortear los altos costos para tener una cena típica en noche buena
Compra escalonada y anticipada
Ante la imposibilidad de adquirir todos los ingredientes en un solo momento, muchas familias optan por comprar los productos con anticipación y de forma gradual.
Carlos López, un caraqueño entrevistado mientras hacía sus compras, destacó que planificar con tiempo es esencial para poder cumplir con la tradición sin comprometer por completo el presupuesto mensual.
Buscar precios más bajos
Otra estrategia recurrente es recorrer mercados populares y ferias de hortalizas en busca de mejores precios.
Scarlet Mejía, residente de Caracas, explicó que prefiere los mercados municipales por los márgenes de ahorro que ofrecen en comparación con los supermercados.
Esta práctica, aunque efectiva, implica dedicar tiempo y esfuerzo adicionales, algo que no todos pueden permitirse.
Alternativas al plato tradicional
Frente a los elevados costos, algunos venezolanos optan por simplificar el menú o sustituir ingredientes.
Aunque estas decisiones permiten mantener viva la tradición en cierto grado, también reflejan el impacto de la crisis en las costumbres culturales del país.
Un lujo fuera del alcance de muchos
En algunos restaurantes de Caracas, un plato típico de la cena en noche buena puede costar entre $15 y $30.
Aunque estos precios resultan elevados para la mayoría, representan una opción para quienes prefieren evitar el esfuerzo de preparar la comida en casa.
Sin embargo, este contraste subraya la brecha entre quienes pueden permitirse pequeños lujos y quienes deben recurrir a estrategias de supervivencia para celebrar las festividades.
Reflexión y recomendaciones
El costo del plato típico para la cene en noche buena en Venezuela refleja la magnitud de los desafíos económicos que enfrentan las familias en el país.
Aunque las tradiciones son importantes, es fundamental adaptarlas a la realidad actual sin perder el espíritu de unión que caracteriza a estas fechas.
Para superar este obstáculo, es recomendable planificar las compras con tiempo, priorizar ingredientes esenciales y buscar opciones más accesibles en mercados locales.
Además, es vital fomentar iniciativas comunitarias, como intercambios de ingredientes o cenas compartidas, que permitan a más personas disfrutar de las festividades sin comprometer su estabilidad financiera.
De esta manera, la noche buena seguirá siendo un momento de esperanza y solidaridad, incluso en medio de la adversidad.