A cinco años del surgimiento de la covid-19, la enfermedad que marcó un antes y un después en la salud global, el panorama ha cambiado significativamente. Aunque el virus SARS-CoV-2 ya no representa el nivel de amenaza de los primeros años, sigue causando millas de muertes y se mantiene en alerta a la Organización Mundial de la Salud (OMS). La experiencia acumulada y las lecciones aprendidas resaltan la importancia de no bajar la guardia frente a un patógeno que, aunque debilitado, aún persiste.
Un virus más, pero no inofensivo.
En 2024, los casos de covid-19 han disminuido en comparación con los picos de años anteriores. La OMS registró 3 millones de contagios este año, muy por debajo de los 445 millones de 2022. Sin embargo, la cifra de 70.000 muertes asociadas a la enfermedad en 2024 refleja que, si bien menos letal, el virus continúa representando un riesgo considerable. especialmente para los grupos vulnerables.
La vacunación global y la evolución del virus hacia variantes menos agresivas han transformado a la covid-19 en una enfermedad comparable a la gripe. A pesar de ello, la OMS recuerda que el virus puede causar complicaciones graves en adultos mayores y personas con condiciones preexistentes.
Covid largo: un desafío persistente
Uno de los mayores retos actuales es el llamado “covid largo”, una condición que afecta al 6% de los casos graves recuperados, según estimaciones de la OMS. Este síndrome puede generar complicaciones en órganos como el corazón, los pulmones y el cerebro, además de causar problemas de salud mental.
La falta de pruebas diagnósticas masivas dificulta calcular con precisión la magnitud de la circulación del virus. No obstante, análisis en aguas residenciales sugiere que los contagios reales podrían ser hasta 20 veces superiores a los reportados oficialmente.
La importancia de las vacunas
La vacunación sigue siendo una herramienta clave para prevenir formas graves de la enfermedad. La OMS recomienda que las personas mayores de 65 años y otros grupos de riesgo reciban dosis periódicas. En la actualidad, las vacunas están adaptadas a la variante JN.1, una descendiente de ómicron, que domina el panorama global.
A pesar de los avances, persisten desafíos relacionados con la distribución equitativa de vacunas, tratamientos y diagnósticos, especialmente en contextos de bajos recursos. Este obstáculo ha complicado las negociaciones internacionales para establecer un tratado pandémico, una meta que la OMS aún no ha logrado alcanzar.
Un recordatorio necesario
Desde 2019, el mundo ha registrado oficialmente 777 millones de casos de covid-19 y 7 millones de muertes, aunque la OMS estima que los decesos reales podrían superar los 20 millones. Este impacto ha dejado una huella profunda en la memoria colectiva. Sin embargo, como advierte la experta Maria Van Kerkhove, olvidar lo ocurrido podría dificultar la preparación para futuras pandemias.
“Pretender que la covid nunca ocurrió solo nos hace más vulnerables”, señaló Van Kerkhove, destacando la necesidad de mantener la vigilancia y reforzar los sistemas de respuesta global.
Aunque la covid-19 ya no ocupa los titulares ni las agendas de emergencia sanitaria, sigue siendo un recordatorio de la fragilidad de la humanidad frente a las amenazas biológicas. La vigilancia constante, la equidad en la atención y el aprendizaje de las lecciones del pasado son esenciales para construir un futuro más resiliente y preparado ante posibles crisis sanitarias.