En un sombrío balance del año 2024, más de un centenar de feminicidios de venezolanas fueron asesinadas en los países donde se establecieron tras emigrar de Venezuela. Este alarmante dato, recopilado por la ONG Utopix y los reportes mediáticos, pone de relieve una realidad que afecta tanto a las víctimas como a las comunidades donde vivían.
Colombia, Perú y Ecuador encabezan la lista de países donde se han registrado más casos de feminicidios con un patrón recurrente: las víctimas suelen ser atacadas por personas cercanas a ellas, como parejas, familiares o conocidos. Estas cifras no solo son un reflejo de la violencia de género, sino también de los riesgos a los que se enfrentan las mujeres migrantes en su búsqueda de una vida mejor.
Los países más afectados por los feminicidios de venezolanas
El informe de Utopix detalla que, hasta el 31 de octubre de 2024, se contabilizaron 94 feminicidios de venezolanas en el extranjero, cifra que superó los 100 con los casos registrados en los dos últimos meses del año.
Colombia ocupa el primer lugar con 39 asesinatos, seguido por Perú con 15 y Ecuador con 10.
Otros países, como Chile y México, reportaron 6 casos cada uno, mientras que Estados Unidos contabilizó 5. Brasil, Guyana, Trinidad y Tobago, Portugal, España y Argentina también figuran en la lista, aunque con cifras menores.
Estas estadísticas subrayan que la violencia no conoce fronteras y afecta a mujeres venezolanas en distintas partes del mundo.
Historias que estremecen: víctimas con nombre y rostro de feminicidios de venezolanas
Entre los casos más desgarradores se encuentra el de Mary Antoniela Márquez Urbina, una joven de 18 años oriunda del estado Táchira. Mary emigró a México con la esperanza de cruzar a Estados Unidos, pero su vida terminó trágicamente.
Después de salir con una amiga, perdió contacto con su familia y fue hallada muerta en un terreno baldío. Su caso conmocionó tanto a sus seres queridos como a la comunidad venezolana en el extranjero.
Otra historia que impactó fue la de Stephany Nicole Villalobos, una adolescente de 16 años que fue asesinada por su padrastro en Estados Unidos.
Este hombre, descrito como celoso e inseguro, atacó a Stephany mientras su madre trabajaba. La tragedia puso en evidencia los peligros a los que se enfrentan muchas mujeres incluso dentro de sus propios hogares.
Casos como el de Susej y Estefany, engañadas en México con falsas promesas de trabajo y luego obligadas a prostituirse, también muestran el cruel impacto de la trata de personas.
Ambas fueron asesinadas al negarse a continuar con esta explotación. De manera similar, Angie González y Rania Ortiz fueron halladas calcinadas en Perú, víctimas de redes de tráfico humano.
Factores que perpetúan la violencia
La violencia de género contra las mujeres migrantes venezolanas no puede entenderse sin analizar los factores que la propician. La precariedad económica, la falta de redes de apoyo y la vulnerabilidad legal son condiciones que incrementan los riesgos.
Además, la xenofobia y la discriminación que muchas enfrentan en los países de acogida complican aún más su situación.
El contexto migratorio también las expone a redes de explotación, como la trata de personas, y a relaciones abusivas en busca de estabilidad emocional o económica.
Estas dinámicas generan un círculo vicioso de violencia que termina con frecuencia en tragedias como las descritas.
El papel de la sociedad y las autoridades
Frente a esta crisis, las acciones deben ir más allá de la indignación.
Los países receptores tienen la responsabilidad de garantizar la protección de las mujeres migrantes mediante políticas públicas efectivas y programas de integración que les permitan acceder a derechos básicos como vivienda, salud y empleo.
Por su parte, las comunidades deben fomentar una cultura de respeto e inclusión, denunciando cualquier acto de violencia y apoyando a las víctimas.
Asimismo, las organizaciones no gubernamentales juegan un rol crucial al brindar asistencia legal, psicológica y social a las mujeres en situación de riesgo.
Recomendaciones
El aumento de feminicidios de venezolanas en el extranjero exige una respuesta inmediata y coordinada.
Es imprescindible que los gobiernos de los países de acogida fortalezcan las leyes contra la violencia de género, asegurando su aplicación efectiva.
También resulta fundamental desarrollar campañas de sensibilización que promuevan la igualdad de género y denuncien la xenofobia y la discriminación.
Además, las comunidades venezolanas en el exterior deben unirse para crear redes de apoyo que ayuden a prevenir estas tragedias.
Finalmente, las mujeres migrantes deben ser empoderadas con herramientas educativas y laborales que les permitan alcanzar una independencia real y protegerse de situaciones de riesgo.
Solo a través de un esfuerzo conjunto será posible detener esta alarmante ola de violencia y garantizar un futuro más seguro para todas.