Cada 14 de enero, Barquisimeto, en el estado Lara, se convierte en el epicentro de una de las manifestaciones religiosas más significativas de Venezuela: la procesión de la Divina Pastora. Este evento, que combina devoción, tradición y esperanza, reúne a millones de personas que caminan juntos desde Santa Rosa hasta la Catedral de Barquisimeto, en un recorrido cargado de espiritualidad y fervor.
La historia de esta advocación mariana, venerada desde el siglo XVIII, está marcada por episodios milagrosos y un profundo simbolismo para los fieles. Este año, bajo el lema “Con María, participamos todos”, la celebración busca destacar la importancia de la unidad y el compromiso comunitario en la construcción de una Iglesia viva y participativa.
Un legado histórico de fe y milagros es la Divina Pastora
La imagen de la Divina Pastora llegó a Santa Rosa gracias al sacerdote Sebastián Bernal, quien en 1736 promovió su veneración en esta pequeña población.
Con el tiempo, esta advocación mariana se convirtió en un símbolo de esperanza para la región, especialmente durante la epidemia de cólera en el siglo XIX.
Según la tradición, la imagen fue llevada a Barquisimeto en 1850, donde se atribuyeron múltiples curaciones milagrosas, consolidando su papel como protectora de los devotos.
Desde entonces, cada 14 de enero, la Divina Pastora recorre las calles de Barquisimeto en una procesión que se ha convertido en una de las más multitudinarias de América Latina.
Este evento no solo refleja la fe de los larenses, sino que también atrae a peregrinos de todo el país y el extranjero, quienes acuden para agradecer favores concedidos o pedir su intercesión.
La procesión de la Divina Pastora este año: Una experiencia de encuentro
En 2024, la procesión tiene un recorrido de 7,5 kilómetros, desde Santa Rosa hasta la Catedral de Barquisimeto.
Más de 1.000 jóvenes participan activamente en la organización, velando por el orden y la seguridad durante el trayecto.
La pastoral arquidiocesana acompaña a los peregrinos con mensajes de esperanza y animación espiritual, destacando la importancia de la comunión y la participación en la vida eclesial.
La misa de salida en Santa Rosa y la de recibimiento en la Catedral son momentos centrales de la celebración. Ambos actos litúrgicos, transmitidos en vivo a través de plataformas digitales, permiten que fieles de todo el mundo se unan virtualmente a esta expresión de fe.
Además, después de la procesión, la imagen de la Divina Pastora continuará visitando diversas parroquias de la región, llevando su mensaje de amor y esperanza a comunidades más pequeñas.
Impacto social y cultural de la Divina Pastora
La procesión no solo es un evento religioso, sino también una manifestación cultural que une a diferentes sectores de la sociedad.
Desde comerciantes locales que ofrecen alimentos y recuerdos, hasta músicos que interpretan canciones en honor a la Virgen, todos se involucran en esta celebración que trasciende las fronteras de lo espiritual.
Según estimaciones, más de 2,7 millones de personas participaron en la procesión de este año, lo que la convierte en la mayor congregación religiosa de Venezuela.
Este masivo encuentro refleja la importancia de la Divina Pastora como símbolo de unidad en un país marcado por desafíos sociales y económicos.
Además, el lema de este año, inspirado en las enseñanzas de San Pablo, resalta la relevancia de la inclusión y la corresponsabilidad en la construcción de una comunidad sólida.
Cada participante, desde los organizadores hasta los peregrinos, desempeña un papel crucial en la realización de este evento, demostrando que el trabajo en equipo puede lograr grandes cosas.
Recomendaciones
La procesión de la Divina Pastora es un recordatorio de la fuerza de la fe para unir a las personas y superar las adversidades.
Este evento, que combina historia, espiritualidad y cultura, invita a reflexionar sobre la importancia de mantener vivas las tradiciones que fortalecen la identidad colectiva.
Para preservar y enriquecer esta celebración, es esencial que las autoridades, la Iglesia y la comunidad trabajen juntos en la organización y difusión de la procesión.
Iniciativas como la promoción del turismo religioso, el cuidado del medio ambiente durante el evento y la integración de actividades educativas pueden potenciar su impacto positivo en la región.
Finalmente, es importante que cada participante viva esta experiencia con respeto y devoción, recordando que más allá de la multitud y los rituales, la verdadera esencia de la Divina Pastora radica en el encuentro personal con la fe y el compromiso de construir un mundo más solidario.