Portada » Entrevista exclusiva con Romeo 2.0: “El amor es un idioma que no necesita visa”
Actualidad Exclusiva El Clarin Migración

Entrevista exclusiva con Romeo 2.0: “El amor es un idioma que no necesita visa”

Un joven migrante venezolano, Romeo 2.0, está sentado en un pequeño café en el Bronx, Nueva York, en un ambiente acogedor con luces tenues y decoración romántica por San Valentín. Tiene unos 25 años, piel trigueña, cabello negro corto y viste una chaqueta casual con jeans. En la mesa hay una taza de café humeante y un teléfono con una conversación de WhatsApp abierta. Frente a él, un periodista con libreta en mano lo entrevista. Romeo sonríe con nostalgia mientras habla, mirando hacia la ventana donde se ven edificios de ladrillo típicos del Bronx y algunas luces de neón reflejadas en el vidrio. El ambiente es invernal, con personas caminando afuera con abrigos. Pequeños detalles como una rosa en la mesa y una bandera venezolana en su mochila agregan profundidad a la historia. Estilo realista con tonos cálidos y detalles cinematográficos.

📍 Nueva York, 14 de febrero de 2025 – En un pequeño café del Bronx, Romeo 2.0 nos espera con un café en mano y una sonrisa que refleja nostalgia y esperanza. No es el Romeo de Verona, pero sí un joven migrante venezolano que, en pleno siglo XXI, enfrenta los desafíos del amor en la era digital y en tierras extranjeras.

– Romeo, ¿cómo es ser un romántico en tiempos de migración?

📌 Romeo 2.0: “Es complicado, pero también intenso. Cuando emigras, todo se vuelve más valioso. Aprendes que el amor no es solo pasión, sino compañía, apoyo y, a veces, mensajes de voz en WhatsApp cuando las distancias se imponen. Aquí en Estados Unidos, muchos como yo han dejado atrás historias de amor o intentan construir nuevas con alguien que quizás nunca entienda del todo lo que es crecer con gaitas en diciembre o celebrar un cumpleaños con una torta ‘Tres Leches’.”

– ¿Y qué pasa con el idioma del amor? ¿Se traduce bien en otro país?

📌 Romeo 2.0: “El amor es un idioma que no necesita visa, pero sí adaptación. En Venezuela, un ‘mi amor’ es casi una formalidad cariñosa, pero aquí puede ser un compromiso. Un ‘te quiero’ en inglés no siempre lleva la misma intensidad que en español. En mi caso, he aprendido a demostrar más con gestos que con palabras, porque el acento y la nostalgia a veces juegan en contra.”

– ¿Cómo ha sido tu experiencia con el amor en Estados Unidos?

📌 Romeo 2.0: “Diferente. Aquí las citas se agendan, en Venezuela el amor se da en cada esquina. Aquí hay más apps que serenatas, más mensajes de texto que miradas. Una vez conocí a alguien en un tren y hablamos hasta llegar a la última estación, sin importar a dónde íbamos. Esas cosas aún pasan, pero son más raras.”

– ¿San Valentín es distinto en la diáspora?

📌 Romeo 2.0: “Demasiado. En Venezuela, un peluche y una rosa bastaban para sentir que el 14 de febrero era mágico. Aquí todo es más comercial, más costoso. Muchos migrantes no pueden celebrarlo porque están trabajando en un restaurante sirviendo cenas románticas para otros. Pero el amor se reinventa: hay quienes celebran por videollamada o envían flores desde otro país. Al final, seguimos creyendo en el amor, aunque el contexto sea otro.”

– ¿Qué consejo le darías a los migrantes que buscan amor en un país nuevo?

📌 Romeo 2.0: “Que no se apuren y que no se sientan solos. El amor, como la migración, es un viaje. No todo se entiende al principio, pero con el tiempo todo tiene sentido. Y sobre todo, que nunca olviden sus raíces. Amar en otro país no significa dejar de ser quienes somos.”

La entrevista termina, y Romeo 2.0 mira su teléfono. Tiene un mensaje de voz en WhatsApp. Sonríe. Quizás el amor, aunque distante, sigue enviando señales.