Un operativo encubierto en Miami Beach permitió el rescate de una mujer venezolana víctima de trata de personas y prostitución forzada. La policía detuvo a Carleana García-García (24) y Carlos Medina Puche (24), quienes mantenían a la joven bajo amenazas, obligándola a entregar parte de sus ingresos y temiendo por la seguridad de su familia en Venezuela.
Investigación encubierta y rescate
Las autoridades descubrieron un anuncio en Listcrawler.com, un sitio web frecuentemente utilizado para promocionar servicios de prostitución. Un oficial encubierto contactó el número del anuncio y coordinó un encuentro en el Julia Hotel en Miami Beach. Cuando la víctima llegó al lugar, los agentes intervinieron y la identificaron como víctima de trata.
Una vez bajo resguardo, la mujer reveló que García-García y Medina Puche la habían reclutado desde Venezuela, contactándola a través de su hermana. Inicialmente, la joven residía con una tía en Orlando, pero luego fue convencida de trasladarse a Fort Myers, donde se involucró con la red. Posteriormente, la trasladaron a Miami, donde le exigieron pagar $500 adelantados por su alojamiento.
Cómo operaba la red de trata
De acuerdo con la investigación, García-García tomaba las fotografías para los anuncios en internet y gestionaba las comunicaciones con los clientes, mientras que Medina Puche establecía los precios de los encuentros sexuales, que oscilaban entre $200 y $300 por cita. Además, el hombre exigía la mitad de las ganancias de la víctima inmediatamente después de cada servicio.
La mujer declaró que temía abandonar la red, ya que sus captores amenazaban con hacerle daño a su familia en Venezuela. También reveló que había presenciado episodios de violencia en la organización, incluyendo agresiones de Medina Puche contra García-García, lo que reforzó su temor de que pudiera atacarla a ella también.
Evidencia y cargos contra los detenidos
Durante el arresto, la policía encontró una bolsa con una sustancia rosada en el teléfono que Medina Puche le había proporcionado a la víctima para comunicarse con los clientes. Se sospecha que la droga es 2C, una sustancia psicodélica que se usa en algunos entornos clandestinos. La joven declaró que Medina Puche distribuía drogas bajo pedido de los clientes, pero que ella no recibía dinero de esas ventas.
Ambos detenidos enfrentan cargos de trata de personas y coerción para actos de comercio sexual con una persona inmigrante no autorizada. La investigación sigue en curso, mientras las autoridades trabajan para determinar si hay más víctimas involucradas en esta red.
