Los buñuelos de yuca son un delicioso y crujiente aperitivo que se disfruta en muchas culturas, especialmente en América Latina. Su preparación es sencilla y requiere pocos ingredientes.
Ingredientes para preparar buñuelos de yuca
Para preparar buñuelos de yuca, necesitarás los siguientes ingredientes:
- 500 gramos de yuca (también conocida como mandioca o cassava)
- 1 huevo
- 1 taza de queso fresco rallado (puedes usar queso costeño o cualquier queso que se derrita bien)
- 1/2 cucharadita de sal
- Aceite para freír
Preparación de la yuca
El primer paso para hacer buñuelos de yuca es cocinar la yuca. Comienza pelando la yuca y cortándola en trozos. Luego, ponla a hervir en agua con un poco de sal hasta que esté tierna, lo que suele tardar entre 20 y 30 minutos.
Una vez cocida, escúrrela y déjala enfriar un poco antes de manipularla.
Cuando la yuca esté tibia, tritúrala con un tenedor o con un pasapuré hasta obtener un puré suave. Asegúrate de que no queden grumos, ya que esto afectará la textura de los buñuelos.
En un tazón grande, mezcla el puré de yuca con el huevo, el queso rallado y la sal. Amasa bien los ingredientes hasta obtener una masa homogénea y maleable. Si la masa está demasiado pegajosa, puedes agregar un poco más de queso para ayudar a darle consistencia.
Formar los buñuelos
Una vez que tengas la masa lista, es hora de dar forma a los buñuelos. Toma pequeñas porciones de masa y forma bolitas del tamaño de una nuez. Trata de que todas las bolitas sean del mismo tamaño para que se cocinen de manera uniforme.
Calienta suficiente aceite en una sartén profunda a fuego medio-alto. Para saber si el aceite está listo, puedes echar una pequeña bolita de masa; si burbujea y sube a la superficie, está en su punto.
Con cuidado, coloca los buñuelos en el aceite caliente. Fríelos por unos 3-4 minutos o hasta que estén dorados y crujientes por fuera. Retíralos y colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Los buñuelos de yuca son ideales para servir como aperitivo o acompañamiento. Puedes disfrutarlos solos o acompañados de salsas, como guacamole o ají. Su textura crujiente por fuera y suave por dentro los convierte en un bocado irresistible.
