El fin del Estatus de Protección Temporal (TPS) para los venezolanos en Estados Unidos ha generado un fuerte impacto en Florida, especialmente en la ciudad de Doral, donde cerca del 40% de la población es de origen venezolano.
El cambio en el estatus migratorio ha afectado directamente a los negocios, escuelas y al mercado laboral, provocando un éxodo de familias que buscan regresar a su país o mudarse a otros estados.
Negocios vacíos y empleados sin permiso de trabajo
El empresario Wilmer Escaray, dueño de varios restaurantes en Doral, relató que la caída en la afluencia de clientes ha sido notable.
“Vemos menos fluidez en los negocios o personas que inclusive están pensando en regresarse. Dicen: ‘no voy a salir a gastar, me quedo en mi casa ahorrando para devolverme a mi país porque quedé sin estatus’”, explicó en entrevista con Univisión.
El problema también se refleja en el personal de servicio.
“Muchos empleados han quedado sin permiso de trabajo. No lo han podido renovar y hemos tenido que despedirlos”, lamentó Escaray, quien asegura que la situación pone en riesgo la estabilidad de decenas de pequeños empresarios locales.
Impacto en escuelas y vida cotidiana
El fin del TPS para venezolanos también ha transformado el entorno social de Doral. Las escuelas, que antes registraban una alta matrícula de estudiantes venezolanos, ahora reportan deserciones debido al desplazamiento de familias afectadas.
Vecinos y docentes coinciden en que la comunidad criolla —uno de los pilares culturales y económicos de la ciudad— está experimentando un golpe profundo.
Además, el mercado inmobiliario comienza a reflejar signos de cambio: aumenta la oferta de alquileres y algunos propietarios reportan dificultades para vender sus viviendas ante la salida masiva de residentes venezolanos.
Una comunidad que intenta resistir
A pesar del panorama, muchos venezolanos en Doral aseguran que intentarán mantenerse en Estados Unidos por vías legales, recurriendo a procesos de asilo, patrocinio humanitario o visas alternativas.
Sin embargo, la incertidumbre sigue creciendo mientras esperan una decisión definitiva sobre el futuro del TPS.
El fin de esta medida migratoria no solo representa un desafío económico, sino también un golpe emocional para miles de familias venezolanas que habían encontrado en Doral un refugio estable y una nueva oportunidad de vida.
