Un insólito caso generó alarma en la comuna de Hualqui, en la región del Biobío, luego de que se conociera que un venezolano se hacía pasar por sacerdote en Chile, oficiando misas y ceremonias religiosas sin estar autorizado por la Iglesia Católica. La situación fue confirmada y denunciada públicamente por el Arzobispado de Concepción.
El hecho involucra a Luis Guillermo Valbuena Ortega, ciudadano venezolano, quien durante al menos dos años participó activamente en actividades religiosas en el sector Colico, una zona rural donde se ubica el santuario comunitario de la Virgen de Colico, un lugar de alta devoción local.
Cómo operaba el falso sacerdote en Hualqui
De acuerdo con testimonios de vecinos y reportes de medios locales, Valbuena Ortega llegó inicialmente como colaborador en trabajos de reparación del santuario. En ese contexto, comenzó a integrarse a la vida comunitaria y, progresivamente, a cumplir funciones religiosas.
Aunque nunca se habría presentado formalmente como sacerdote católico, sí se identificó ante la comunidad como sacerdote anglicano. Vestía sotana, participaba en celebraciones litúrgicas y terminó oficiando misas, fiestas religiosas y otras ceremonias propias del culto católico.
Según los habitantes del sector, el hombre no solicitaba dinero ni cobraba por sus servicios, lo que contribuyó a generar confianza entre los feligreses y a que su presencia pasara desapercibida durante un largo período.
Denuncia del Arzobispado de Concepción
La situación fue aclarada públicamente luego de que las autoridades eclesiásticas tomaran conocimiento de que Valbuena estaba celebrando misas. Ante esto, el Arzobispado de Concepción emitió un comunicado dirigido especialmente a los católicos de Hualqui.
En el texto oficial, la Iglesia fue enfática al señalar que no existe constancia de que Luis Guillermo Valbuena Ortega sea sacerdote católico ni que cuente con autorización para ejercer el ministerio sacerdotal en Chile.
El comunicado advierte a la comunidad sobre la irregularidad de los actos realizados y recalca que ninguna persona puede celebrar sacramentos católicos sin el reconocimiento y permiso formal de la Iglesia.
Impacto en la comunidad y advertencia a los fieles
El caso causó sorpresa y preocupación entre los habitantes de la comuna, especialmente por el tiempo durante el cual el falso sacerdote actuó sin ser detectado. Las autoridades eclesiásticas hicieron un llamado a los fieles a verificar siempre la legitimidad de quienes ofician ceremonias religiosas.
El episodio dejó en evidencia la vulnerabilidad de comunidades pequeñas frente a este tipo de engaños y abrió un debate sobre los controles y mecanismos de información dentro de los espacios religiosos comunitarios.
