Antes que nada sugerimos a María Corina el mayor de los cuidados porque meterse con “gente” como la del Cartel de Sinaloa es más riesgoso que enfrentar a Maduro, el Sebin y a todo el régimen juntos. Ahora bien; María Corina asume una postura muy radical cuando dice que ella es contraria a dialogar con el gobierno y quien piense lo contrario es parte del sistema. Cierto en lo filosófico porque todos somos partes de este sistema. Unos por ser gobierno, otros por oponerlo y algunos por mampuesto. Lo que no encaja en una mente inteligente es que todos debamos ser enemigos de algo porque de lo contrario somos cómplices. Eso no es cierto y menos en cuanto a dialogar se refiere. Apreciamos mucho a MAC y ella lo sabe. O eso esperamos. Pero jamás en nuestro interior rechazamos el diálogo de manera tajante. Creemos que para abortar al régimen hay que dialogar incluso con sus líderes. O negociar si lo prefiere. Pero en ese interín de haber posibilidades para ir recomponiendo el país, aun con apoyo político oficial, es preciso ser valientes y asumir este reto sin complejos porque la actitud, el discurso y el mensaje previo, son suficiente aval para la cualidad moral de una persona. Ofrecer el gobierno una vía para solucionar un problema, lo cual requiere de una conversación (diálogo) con dicho gobierno, repercute en el país que a la postre es lo que conviene e interesa. No puede supeditarse el bienestar colectivo a la intemperancia y nos consta que María Corina podría estar cómodamente en un paraíso terrenal pero prefirió luchar para reconquistar la democracia y méritos en esa jornada le sobran.