La comedia televisiva en Estados Unidos se prepara estos días para dos importantes e inminentes despedidas: los finales de dos series como “The Big Bang Theory” y “Veep” que han marcado época en la pequeña pantalla.
Los entrañables y chiflados científicos de “The Big Bang Theory” dirán adiós el jueves tras doce años de tremendo éxito entre el público, mientras que la alocada sátira política de “Veep”, una favorita de la crítica y los premios, emitirá este domingo el episodio final de su séptima y última temporada.
Pero al margen de lo tristes que queden sus fans, el cierre de estas dos producciones sirve también para analizar la transformación de la televisión y las series en los últimos años.
Emitida por la cadena generalista CBS desde 2007, “The Big Bang Theory” es una de las últimas supervivientes de la televisión anterior a la llegada triunfal de plataformas digitales como Netflix.
Su formato de “sit-com” tradicional (comedia de personajes recurrentes, grabada con público, risas enlatadas, escenarios muy limitados y puesta en escena similar a la teatral) también es algo que, poco a poco, ha ido cayendo en desuso.
Pese a todo, “The Big Bang Theory”, que tuvo una serie derivada (“spin-off”) con “Young Sheldon”, se mantuvo como una producción con un enorme respaldo del público, tanto que en 2018 fue la segunda serie más vista en EE.UU. solo por detrás del polémico retorno de “Roseanne”, que fue cancelado por las opiniones racistas de su estrella.
Creada por Chuck Lorre y con 279 episodios como legado para sus innumerables reposiciones en todo el mundo, “The Big Bang Theory” impulsó las carreras de Kaley Cuoco, Johnny Galecki, Simon Helberg, Kunal Nayyar y, especialmente, Jim Parsons, quien por su alabado papel como el singular y excéntrico Sheldon Cooper ha ganado un Globo de Oro y cuatro Emmy al mejor actor de una serie cómica.
“The Big Bang Theory” se centra en un grupo de científicos con una inteligencia asombrosa y con un completo y torpe desconocimiento sobre cómo funciona el mundo.
Pero, lejos de reírse de ellos, la serie ofrecía, tras capas y capas de chistes, un retrato cariñoso de la cultura “friki” y “geek”.
Como muestra, esta producción se convirtió en una asidua visitante de la Comic-Con de San Diego (EE.UU.) y contó con cameos de ídolos de la ciencia y la tecnología como Stephen Hawking, Buzz Aldrin o Bill Gates.
También fue un ejemplo de compañerismo entre los miembros de su elenco. Los cinco intérpretes principales (Parsons, Galecki, Cuoco, Helberg y Nayyar) llegaron a ganar un millón de dólares por capítulo, pero en 2017 aceptaron rebajar sus sueldos para aumentar los salarios de Mayim Bialik y Melissa Rauch, actrices secundarias pero imprescindibles en la serie.
Con el final a la vuelta de la esquina, Galecki destacó a Variety “el lujo” de encarnar a un personaje durante tanto tiempo y poder contar “doscientas setenta y tantas historias”.
Y también cerrará sus puertas el disparatado retrato político de “Veep”, que con Julia Louis-Dreyfus como corazón y alma se erigió, no tanto en un fenómeno de masas, pero sí en todo un imán de estatuillas en las ceremonias de premios.
Así, Louis-Dreyfus se llevó seis Emmy consecutivos a la mejor actriz cómica por su retrato de la insegura pero única Selina Meyer, con lo que batió el récord de distinciones para un intérprete por un mismo papel en esos galardones.
Además, “Veep” fue elegida en tres ocasiones seguidas como la mejor comedia de los Emmy. La serie cuenta con un reparto muy coral, en el que también sobresalen Tony Hale o Anna Chlumsky, y emplea un estilo frenético que aprovecha técnicas típicas del documental.
Fuente: EFE