Este año nuevamente, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) ha colocado a Venezuela en nada honrosa lista de ser el segundo país con mayor prevalencia de hambre, solo superado por Haití.
Los países que están en la lista de mayor prevalencia de hambre son Haití (47,2%), Venezuela (22,9%) Nicaragua (18,6%), Guatemala (16%), Ecuador (15, 4%) y Honduras (15,3%); mientras que los menos afectados son Uruguay y Cuba (menos de 2,5%) y Chile (2,6%).
Lo que es conocida como la subregión de El Caribe presenta la mayor proporción con un 16% según añade el informe del referido organismo.
Asimismo, explicaron que el año pasado alcanzó la alta cifra de 56 millones de personas en América Latina, cifra similar a la del 2020, cifras compartidas por Julio Berdegué, representante regional de la FAO.
Las cifras corresponden al nuevo informe anual sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, publicado por cinco agencias de la ONU que advirtieron este miércoles que cerca de 828 millones de personas sufrió hambre a finales del año pasado.
El representante de la FAO, también expresó que la inseguridad alimentaria también se ha disparado con el 40.6%, lo que representa alrededor de 268 millones de personas.
Con récord de muertes, extensas cuarentenas y escasez de equipamiento y atención médica, América Latina, la región más desigual del mundo, fue una de las más afectadas en términos sanitarios y económicos por la crisis sanitaria, que elevó la pobreza a 32,1% en 2021.
Los efectos de la guerra en Ucrania
A esta crisis se sumarán los impactos de la invasión rusa a Ucrania. El reporte sugiere que el número de personas desnutridas en 2022 podría aumentar en el mundo entre 7,6 millones de personas y 13,1 millones de personas.
Para América Latina y el Caribe, al 2022, esto significaría un aumento de entre 350.000 y 640.000 personas, dependiendo de la gravedad y del futuro del conflicto.
La guerra, detalló Berdegué, está privando al planeta de los alimentos de dos grandes productores, Ucrania y Rusia, que producen maíz, trigo y determinados aceites y fertilizantes, lo que «impacta enormemente subiendo los precios de los alimentos».
«Esto significa que el hambre y la seguridad alimentaria, en sus distintos grados, ya no son un problema de regiones rurales aisladas o de villas miseria. Ahora el hambre avanza hacia las ciudades y hacia las capas medias» concluyó.
Con información de EFE