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Rishi Sunak tendrá que poner en pie una economía británica de rodillas

El nuevo primer ministro británico Rishi Sunak hereda una economía de rodillas, con la energía y los tipos de interés disparados, la moral de consumidores y empresas por los suelos y la desconfianza de los mercados.

El exministro de Finanzas de Boris Johnson, que antes dirigió el Tesoro británico y trabajó para fondos de inversión o en Goldman Sachs, procede del mundo de los negocios, que ahora tratará de tranquilizar.

Según Danni Hewson, analista de AJ Bell, Sunak «tiene a los mercados de su lado» ya que «esperan que vaya a estabilizar la economía y la situación política»

Y, de hecho, el anuncio de que Boris Johnson renunciaba a sus veleidades de retornar a  Downing Street, y que Rishi Sunak era el gran favorito, ha provocado un enorme suspiro de alivio.

Las tasas de los bonos británicos se distendieron, con el de treinta años bajando el lunes a 3,886 por ciento contra 4,06 por ciento el viernes, aunque sigue muy por encima respecto a fines de 2021, cuando rondaba el uno por ciento.

Pero «la tarea se anuncia dantesca» según Susannah Streeter, analista de Hargreaves Lansdown.

Desde hace meses, el país encadena las adversidades. La pandemia, el impacto del Brexit, efectivo desde enero de 2021, la guerra de Ucrania, la brutal inflación de los precios energéticos y sus efectos sobre el aumento de la pobreza con millones de británicos agobiados por las facturas.

A ello se añaden el caos político, entre escándalos del gobierno de Boris Johnson, y la tormenta sobre los mercados generada por el breve paso de Liz Truss en Downing Street y el «mini-presupuesto» de su entonces ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng.

Estas medidas, de colosal magnitud, que incluían bajas de impuestos y ayudas a las facturas de energía, no cifradas y que debían ser financiadas por préstamos ante los mercados, hicieron huir a los inversores.

La libra cayó a su mínimo histórico, el bono británico –el tipo de interés que el país debe pagar para endeudarse- se disparó a su máximo en 20 años, obligando al Banco de Inglaterra a intervenir para evitar una crisis financiera.

Con información de AFP