El presidente Vladimir Putin me reclutó y este debería ser un mensaje que enviaría por whatsapp a mis contactos más cercanos, acompañado, (¿por qué no?) del emoticón de la alegría; después de todo, me abonaron mil rublos a mi cuenta que con la pensión y el aguinaldo suman unos 20 dólares.
Estoy siendo entrenado en el antiguo cuartel de Conejo Blanco, ahora conocido como el más grande barrio de la Gran Misión Vivienda (GMV), único barrio de Caracas donde no hay ranchos sino en el cerebro de algunos de sus habitantes.
Cuando nos trajeron no pude reprimir la nostalgia que me embargó. Conocí estas instalaciones militares cuando era niño, mi tío Jorge me traía durante sus guardias de fin de semana. Me cautivaba la limpieza de sus pisos y el impecable orden que reinaba, todo resguardado por un silencio que hacía que los pasos resonasen en sus pasillos.
Ahora hay superbloques, estacionamientos, canchas, bodegas y panaderías comunitarias por doquier.
En fin, somos unos seiscientos hombres, mujeres y LGBTI que conformamos el pequeño batallón que tendrá como misión principal atacar el palacio presidencial de Volodimir Zelenski, en el corazón de Kiev.
Le expliqué a los milicianos que no tengo experiencia militar. Jamás presté el servicio militar obligatorio debido más que todo a mi precaria salud.
Putin ha ordenado que capturemos vivo a Zelensky, por eso nos ha puesto a las órdenes de lo más selecto de los milicianos. Nuestro comandante es un afroamericano cumanés de 72 años, veterano pescador que intentó llegar a Curazao, pero encalló apenas al salir de Río Caribe. Todo el mundo decía que estaba loco. Su lancha quedó destrozada al chocar contra unos peñascos y salvó la vida de milagro, mientras veía como su motor fuera de borda Yamaha dos tiempos, se hundía para siempre en el mar Caribe.
Debido a que somos un comando naval de las special forces, no nos despiertan con el toque de diana sino con una canción que hizo muy popular Daniel Santos en los años 40, que empieza con una estrofa que dice: Vengo a decirle adiós a los muchachos/Porque pronto me voy para la guerra… (por cierto, Putin ha solicitado también los servicios del venezolano Daniel Sarcos, llegado al Zulia recientemente, para que entretenga las tropas acantonadas en el puerto de Sebastopol, en Crimea)
Nuestro helicóptero es un Mi-35 de fabricación rusa y despegaremos tan pronto como se acabe la cola de la gasolina. Esta nave está dotada de wifi proporcionada por el Aba de Cantv, pero con la ya conocida lentitud de su servicio es probable que primero crucemos al Mar Caspio, antes de que con este mensaje pueda despedirme de mi esposa.