Michele Tini ha mantenido a flote su fábrica de calzado en el sur de Caracas durante más de cinco décadas, a pesar de años de inestabilidad económica, hiperinflación y competencia de productos de contrabando que han golpeado durante mucho tiempo a los industriales en Venezuela.
Ahora Tini, quien emigró de Italia en la década de 1960 cuando tenía 14 años e inmediatamente comenzó a trabajar en zapatos junto a su padre, enfrenta un nuevo desafío: un expandido intercambio comercial con Colombia.
Los dos países normalizaron las relaciones comerciales en septiembre al reabrir por completo su frontera de 2.219 kilómetros, cumpliendo una promesa clave de campaña del nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro.
El cambio abre a Venezuela a más importaciones de su vecino país, mientras la manufactura aún está enfrentando los desequilibrios de la economía, pese al impulso de una dolarización de facto.
La empresa de Tini, Full Time, uno de los mayores fabricantes de calzado de Venezuela, aumentó la producción a 20.000 pares este año desde 12.000 en 2021, pero las importaciones le preocupan.
“Con Colombia seguimos en esta pelea”, dijo Tini a Reuters al referirse al ingreso de mercancía colombiana bajo el ensordecedor ruido de su fábrica y donde los trabajadores producían zapatos de damas, caballeros y niños. “Es una nueva competencia”.
Por años, la actividad manufactura en Venezuela enfrentó un modelo de controles de cambio y de precios que limitó la producción, además de la hiperinflación y la falta de financiamiento.
Si bien hace más de tres años el gobierno flexibilizó las regulaciones permitiendo más transacciones con divisas, el oxígeno de la dolarización no ha sido suficiente para recuperar toda la actividad industrial, según analistas.
La inflación interanual de Venezuela es de 114,1%, según datos oficiales y es una de las tasas más alta de Latinoamérica.
Los altos precios inciden en los costos de producción al igual que otros factores como la baja demanda, el aumento de los impuestos locales y las exoneraciones de tributos a productos importados, incluidos algunos artículos colombianos.
Las industrias locales “no pueden competir en igualdad de condiciones con los productos de Colombia”, dijo a Reuters Luigi Pisella, presidente Conindustria, uno de los principales gremios que agrupa a las empresas del país. “Nuestro primer problema todavía es la inflación que tenemos que abatir”.
Entre enero y agosto de este año las exportaciones de Colombia a Venezuela fueron de 400 millones de dólares, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) de Colombia. Las importaciones desde Venezuela fueron 56 millones de dólares.
De los productos que Venezuela ha vendido a Colombia este año se encuentran vidrio, chatarra, algodón, plástico, grasas, ladrillos, pescado y licores, de acuerdo con Import Genius, una empresa que rastrea datos de las aduanas.
El Banco Central de Venezuela y el Instituto Nacional de Estadística no han divulgado cifras del intercambio comercial.
“No podemos compararnos con Colombia con la ventaja que nos llevan”, dijo Tony Di Benedetto, vicepresidente de la Cámara Venezolana del Calzado, quien agregó que por cada 10 productos que ingresa desde Colombia, Venezuela exporta uno. “No podemos ser competitivos”, añadió.
El Gobierno colombiano estima que el flujo de comercio pasaría de los 600 millones de dólares, como está proyectado para el cierre del 2022, a unos 1.000 o 1.200 millones de dólares. La cifra está lejos de los 7.000 millones de dólares que alcanzó el intercambio bilateral en 2007 y 2008.
El Ministerio de Comunicaciones e Información de Venezuela no respondió de inmediato a las solicitudes de comentarios.
Además de reabrir la frontera, Petro y Maduro sostuvieron el martes una primera reunión bilateral que calificaron de “fructífera” y en la que discutieron sobre comercio, medio ambiente y derechos humanos.
Los industriales consultados dijeron que hay pocos incentivos para poder elevar la producción y afrontar la competencia con productos extranjeros.
“No hay apoyo en este momento de políticas públicas que permitan recuperar la competitividad de la industria nacional, fundamental para poder exportar, para poder ir a Colombia y para poder ir a cualquier parte del mundo”, dijo Omar Bautista, presidente de la Cámara de Fabricantes Venezolanos de Productos Automotores (Favenpa).