La comunidad venezolana en Santiago de Chile se encuentra conmocionada por la trágica muerte de Carlos Alberto Azocar, un joven de 22 años proveniente de Maturín.
Su fallecimiento ocurrió el pasado jueves 7 de septiembre en circunstancias que han dejado a sus conocidos y familiares devastados. A pesar de que el incidente se mantuvo en silencio durante días, su historia ahora sale a la luz, arrojando luz sobre los desafíos emocionales que enfrentan muchos migrantes venezolanos.
El jueves 7 de septiembre, Carlos Alberto Azocar, un joven migrante venezolano de 22 años, fue encontrado sin vida en Santiago de Chile. Su fallecimiento fue un shock para sus allegados y se mantuvo en silencio hasta esta semana. La versión inicial indicaba que Azocar se había arrojado a las vías del Metro de Santiago, pero los detalles eran escasos.
La triste realidad de Carlos Alberto Azocar pone de relieve el impacto de la depresión en la comunidad venezolana en el extranjero. A pesar de no tener familiares en Chile, Azocar encontró trabajo como latonero y un entorno que valoraba su esfuerzo y responsabilidad. Sin embargo, su lucha contra la depresión era evidente, especialmente durante una celebración con sus compañeros de trabajo el 2 de septiembre, donde mostró signos de abatimiento.
La desesperación de Azocar por regresar a Venezuela era palpable. A pesar de los consejos de amigos y su jefe para considerar el retorno, mencionó que se necesitaba mucho dinero para gestionar su vuelta, lo que aumentó su angustia.
Tras su inexplicable ausencia en el trabajo desde el 7 de septiembre, sus colegas y amigos acudieron a su residencia y encontraron su teléfono sobre la cama. Preocupados, iniciaron gestiones con Carabineros para buscarlo y descubrieron la triste noticia.
El caso de Azocar se une a una serie de incidentes similares que afectan a migrantes con problemas de salud mental. Aunque algunos incidentes se vuelven virales, muchos pasan desapercibidos para los medios si no están asociados a grabaciones compartidas en redes sociales.
La muerte de Carlos Alberto Azocar es un recordatorio de la importancia de abordar las necesidades de salud mental de los migrantes, quienes enfrentan desafíos únicos y, a menudo, se sienten solos en un país extranjero. Las comunidades venezolanas en el extranjero y las organizaciones de apoyo deben trabajar juntas para proporcionar recursos y asistencia a aquellos que enfrentan dificultades emocionales. Además, es fundamental que los medios de comunicación informen de manera responsable sobre estos casos para aumentar la conciencia y la comprensión de los desafíos que enfrentan los migrantes en su búsqueda de una vida mejor.