El comercio global de frutas y verduras enfrenta desafíos significativos a medida que busca expandirse y satisfacer la demanda creciente de alimentos frescos en todo el mundo. A pesar del potencial de este sector, persisten barreras relacionadas con la distribución, la tecnología y la infraestructura, que afectan tanto a los productores como a los consumidores.
Demanda insatisfecha: El desequilibrio entre producción y consumo
A pesar de los esfuerzos por aumentar la producción y mejorar las infraestructuras, la ingesta de frutas y verduras per cápita continúa siendo insuficiente en muchos lugares, con un consumo que está por debajo de las recomendaciones de la ONU.
Esta brecha entre la producción y el consumo se ve exacerbada por las malas dietas en los países desarrollados y la inseguridad alimentaria en los países menos desarrollados.
Cambio de tendencia: Aumento de la demanda y mejoras tecnológicas
Sin embargo, existe un cambio en el comportamiento del consumidor, con una creciente demanda de frutas y verduras frescas para mantener la salud.
Además, mejoras tecnológicas en el envasado, transporte y comercialización están facilitando el acceso a estos productos, contribuyendo al aumento de los intercambios globales.
Retos y oportunidades: Acceso a los mercados y diversificación de productos
A pesar del potencial de exportación, los países productores enfrentan desafíos para ingresar a los mercados globales, como la competencia local y los recursos limitados. En este contexto, la diversificación de productos y la búsqueda de nichos de mercado pueden ser estrategias efectivas para aumentar los ingresos y la sostenibilidad en el sector hortofrutícola.
Para impulsar la sostenibilidad y el acceso a los mercados, es crucial brindar apoyo institucional, técnico y financiero a los pequeños productores. Además de mejorar la infraestructura y las capacidades de producción, se deben promover prácticas agrícolas sostenibles y estrategias de comercialización innovadoras.
Solo a través de una colaboración integral entre los sectores público y privado, así como el apoyo internacional, se podrá alcanzar un equilibrio entre la oferta y la demanda de frutas y verduras frescas, garantizando la seguridad alimentaria y la prosperidad económica para todos los actores involucrados.