Miles de migrantes, principalmente venezolanos, siguen atravesando la peligrosa selva del Darién, que separa Colombia de Panamá, con la esperanza de alcanzar Estados Unidos y mejorar sus condiciones de vida. El arduo trayecto refleja la desesperación y el coraje de quienes buscan escapar de la crisis en su país de origen.
Incremento en el flujo migratorio
El Servicio Nacional de Migración de Panamá reportó que desde enero hasta el 6 de junio de este año, 174,513 personas han cruzado la selva del Darién. Solo en los primeros días de junio, 4,499 personas, incluidos 901 menores de edad, han emprendido esta travesía. Los venezolanos representan el 68% de los migrantes, con 113,244 personas.
En segundo lugar, se encuentran los migrantes de Ecuador, con 12,300 personas (7%), seguidos por los colombianos, con 11,219 personas (6.4%). El resto de los migrantes provienen de países como Haití, China, India y Cuba.
Niños en el peligroso trayecto
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) informó que el número de niños que cruzan la selva del Darién ha aumentado un 40% en lo que va del año.
La selva ha alcanzado niveles récord de migración infantil por quinto año consecutivo. Más de 30,000 niños han atravesado esta peligrosa ruta, y según datos de la ONU, 2,000 de ellos lo han hecho solos o separados de sus familiares. Estos menores, expuestos a múltiples peligros, requieren urgentemente asistencia humanitaria.
Los retos del cruce del Darién
Hace décadas, cruzar la selva del Darién era considerado casi imposible. Sin embargo, las crisis políticas y sociales en varios países han obligado a miles de personas a arriesgarse.
Los migrantes, principalmente venezolanos, tardan entre 5 y 7 días en recorrer los 106 kilómetros de selva, enfrentándose a robos, asaltos, secuestros, enfermedades y ataques de animales salvajes. A pesar de los riesgos, la promesa de una vida mejor en Estados Unidos impulsa a estos individuos a emprender el peligroso camino.
Políticas migratorias en Panamá
El gobierno panameño estima que la migración a través de la selva del Darién aumentará un 20% al finalizar el año en comparación con 2023. Con la llegada del nuevo presidente, José Raúl Mulino, el 1 de julio, se esperan cambios significativos en las políticas migratorias. Mulino ha anunciado que cerrará la frontera y llevará a cabo deportaciones masivas para reducir el flujo de migrantes irregulares. Esta medida busca controlar la situación migratoria, aunque podría tener consecuencias humanitarias significativas.
El cruce de la selva del Darién sigue siendo una de las rutas más peligrosas y desafiantes para los migrantes que buscan un futuro mejor. La situación subraya la necesidad de soluciones integrales y humanitarias que aborden las causas profundas de la migración y proporcionen apoyo a quienes arriesgan todo por la esperanza de una vida mejor. Con los cambios en las políticas migratorias panameñas en el horizonte, el destino de miles de migrantes pende de un hilo, destacando la urgencia de una respuesta coordinada y compasiva a esta crisis.