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Panamá deportará a venezolanos hacia terceros países en acuerdo con EE. UU.

En los próximos días, Panamá podría comenzar la deportación de migrantes venezolanos que cruzan la peligrosa selva del Darién, enviándolos a terceros países como parte de un acuerdo con Estados Unidos. Este plan, firmado en julio de 2023, tiene como objetivo reducir el flujo de migrantes irregulares que atraviesan la frontera con Colombia. Según la funcionaria de seguridad interna de EE. UU., Marlen Piñeiro, ya se están manteniendo conversaciones con varios países para garantizar la seguridad de los deportados.

Un acuerdo en Panamá para frenar el flujo migratorio

El acuerdo entre Panamá y Estados Unidos, firmado el 1 de julio, busca repatriar a migrantes irregulares que cruzan la selva del Darién. A través de este convenio, los migrantes serán deportados por vía aérea hacia terceros países donde se les garantizará seguridad. Aunque Piñeiro no detalló los nombres de los países implicados, mencionó que se han mantenido conversaciones con varios gobiernos para facilitar el proceso de deportación.

Hasta ahora, los vuelos financiados por Estados Unidos, con un presupuesto inicial de 6 millones de dólares, han permitido la deportación de migrantes a países como Colombia, Ecuador e India. A pesar de los avances, el reto más grande sigue siendo la deportación de venezolanos, quienes constituyen la mayoría de los migrantes que cruzan la selva.

Venezolanos: mayoría de los migrantes en el Darién

En los últimos años, un número creciente de migrantes ha cruzado esta peligrosa ruta en su intento de llegar a Estados Unidos, lo que ha hecho que la situación migratoria en el Darién sea crítica.

Según datos oficiales, hasta septiembre de 2023, más del 67% de los migrantes que cruzaron la selva eran venezolanos. La suspensión de relaciones diplomáticas entre Panamá y Venezuela desde julio ha dificultado las deportaciones directas, lo que ha llevado a explorar la opción de enviar a los venezolanos a terceros países.

A pesar de la ausencia de vuelos para los migrantes venezolanos, las cifras muestran una caída general en el número de migrantes cruzando el Darién. En lo que va del año, 274.444 personas han llegado a Panamá a través de esta ruta, un 36,5% menos en comparación con el mismo periodo de 2023.

La influencia de políticas estadounidenses en Panamá

Marlen Piñeiro atribuye la disminución en el flujo migratorio al trabajo conjunto entre las autoridades panameñas y estadounidenses. En particular, destacó la proclamación realizada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en junio de 2023, que endureció las restricciones en la frontera sur del país. Esta medida, sumada a los esfuerzos de Panamá, ha disuadido a muchos migrantes de intentar cruzar de manera irregular, especialmente tras el aumento de controles y deportaciones.

Las políticas de deportación también han tenido un impacto directo en los migrantes de otras nacionalidades.  Los colombianos y ecuatorianos que antes representaban una parte significativa de los migrantes han reducido su presencia en el Darién, y se ha vinculado esta reducción a las deportaciones aéreas y a las restricciones implementadas.

Deportaciones involuntarias: un nuevo capítulo

Aunque inicialmente se consideró que las deportaciones serían voluntarias, Piñeiro confirmó que, hasta ahora, todas las deportaciones realizadas han sido involuntarias, en consonancia con las leyes panameñas. Esta política implica que los migrantes no tienen opción de decidir si regresan a su país de origen o a un tercer país. Los vuelos de deportación continúan siendo una herramienta clave para reducir el número de migrantes en la frontera y aliviar la presión sobre los servicios migratorios de Panamá.

El reto a largo plazo será encontrar una solución integral para los miles de venezolanos que siguen intentando cruzar la selva del Darién. Con las deportaciones hacia terceros países como una nueva opción, las autoridades esperan que el flujo migratorio continúe disminuyendo en los próximos meses, mientras se trabaja en nuevas estrategias para manejar la crisis humanitaria en la región.

Con estas medidas, Panamá y Estados Unidos buscan no solo controlar el flujo migratorio, sino también garantizar la seguridad de los migrantes, que enfrentan condiciones peligrosas tanto en el Darién como en los países de destino.