La violencia de género continúa siendo una problemática alarmante en diversas regiones. El reciente femicidio de Dairy Hernández, una joven de tan solo 22 años, ha evidenciado la cruda realidad que enfrentan muchas mujeres. Este trágico suceso, que tuvo lugar en Puerto Ayacucho, estado Amazonas, conmocionó tanto a sus seres queridos como a la sociedad en general. Gracias a la rápida y efectiva actuación del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), se lograron identificar y detener a los responsables de este horrendo acto de barbarie.
Antecedentes de la desaparición de la joven
Los familiares de Dairy Hernández se alarmaron al no tener noticias de ella durante varios días. La última vez que la vieron fue en el sector Guaicaipuro I, en la parroquia Fernández Girón Tovar.
Preocupados por su paradero, decidieron acudir al CICPC para reportar su desaparición. Las autoridades tomaron el caso con seriedad, iniciando un examen exhaustivo que revelaría la magnitud del crimen.
Investigación y hallazgo de pruebas de la joven descuartizada
Los detectives del CICPC se movilizaron rápidamente para emprender un análisis detallado de la situación. Tras diversas indagaciones, se descubrió que Dairy había estado en una casa deshabitada, lo que sugiere que estaba buscando refugio tras separarse de su expareja. En ese oscuro lugar, se encontró que la joven estaba acompañada por dos individuos: Alexander Salas, un hombre de 26 años con antecedentes penales por robo, y Braian Gil, de 23 años.
Los investigadores lograron establecer que, bajo efectos de drogas, los mencionados decidieron llevar a cabo el atroz asesinato de Dairy. En un acto de extrema violencia, utilizaron un cuchillo para quitarle la vida, desmembrando su cuerpo en un acto brutal que desmanteló la humanidad de sus actos.
El crimen horrendo
La escena del crimen reveló detalles chocantes. No fue suficiente con asesinar a Dairy; sus agresores fueron más allá y desmembraron su cuerpo. Cortaron su cabeza y extremidades superiores e inferiores, despojándola de su dignidad y humanidad.
Posteriormente, deshicieron de los restos arrojándolos al río Orinoco, un acto que evidenció la falta de escrúpulos y la insensibilidad de los perpetradores. Este comportamiento despiadado dejó al descubierto una realidad sombría sobre la violencia hacia las mujeres.
Captura y proceso judicial
Tras múltiples pesquisas, las autoridades pudieron ubicar a los responsables en la avenida Perimetral de la parroquia Luis Alberto Gómez. En su detención, se recolectaron evidencias significativas, incluyendo un segmento de espuma de una colchoneta, un bolso perteneciente a la víctima y el arma utilizada en el crimen. Estos elementos fueron cruciales para fortalecer el caso en su contra, quienes fueron puestos a disposición de la Fiscalía Primera del Ministerio Público, marcando el inicio de un proceso legal que espera llevar justicia a la memoria de Dairy Hernández.
Este espeluznante caso expone la urgente necesidad de adoptar medidas contundentes para combatir la violencia de género y asegurar un entorno seguro para todas las mujeres. El recuerdo de Dairy debe servir como un llamado a la acción para la sociedad y las autoridades.