A casi seis años de la ruptura formal de relaciones entre Venezuela y Estados Unidos, el posible retorno de Donald Trump a la Casa Blanca plantea interrogantes sobre un eventual cambio en la relación bilateral. Nicolás Maduro, presidente venezolano, ha expresado su deseo de un “nuevo comienzo” que permita a ambas naciones avanzar en una relación que beneficie a ambas partes, pese al historial de tensiones acumuladas desde 2019.
Las decisiones de Trump: Clave para el futuro de los vínculos bilaterales
El diplomático Óscar Hernández Bernalette, exembajador de Venezuela, enfatiza que el rumbo de las relaciones depende en gran medida de las decisiones del presidente estadounidense electo.
Trump deberá elegir entre retomar la estrategia de “máxima presión” o adoptar un enfoque más práctico y orientado a lo económico y comercial. Aunque Maduro se ha mostrado abierto a relaciones más “positivas”, la incertidumbre predomina ante la imprevisibilidad de la política exterior de Trump.
La distancia diplomática y sus efectos en la comunidad venezolana
Desde 2019, Caracas y Washington han experimentado uno de sus momentos más distantes en términos diplomáticos. Este escenario afecta principalmente a la comunidad venezolana en Estados Unidos, que supera las 600,000 personas.
En la década de los ochenta, Venezuela contaba con 13 consulados en Estados Unidos para atender a una población de 10,000 personas; hoy en día, esta cantidad ha aumentado de forma drástica, lo que genera una necesidad urgente de servicios consulares para apoyar a los migrantes.
Orígenes de las Tensiones y el Impacto de las Sanciones
El deterioro de las relaciones entre ambos países puede rastrearse hasta la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999, quien promovió una postura ideológica de oposición a Washington.
Durante el gobierno de Trump, Estados Unidos impuso sanciones al sector petrolero venezolano, afectando seriamente la economía del país. La medida, destinada a presionar a la administración de Maduro, también profundizó la crisis económica en Venezuela, ya debilitada por políticas internas y problemas de corrupción.
Comunicación en tiempos de distancia
Pese a la falta de relaciones diplomáticas, los contactos entre Caracas y Washington no se han detenido. Bajo la administración de Joe Biden, se suavizaron algunas sanciones y se permitió a empresas como Chevron operar nuevamente en Venezuela.
Este paso representa un intento de equilibrio en una relación marcada tanto por conflictos como por la necesidad mutua en áreas estratégicas, como la lucha contra el narcotráfico y el acceso a recursos naturales.
Un futuro de colaboración económica y comercial
De acuerdo con Hernández Bernalette, existen áreas clave en las que Venezuela y Estados Unidos podrían beneficiarse. Washington, como un importante receptor de crudo y recursos naturales, podría ver en Venezuela un aliado estratégico, mientras que Caracas cuenta con un mercado turístico potencial en Estados Unidos. Sin embargo, el camino hacia una relación cooperativa y estable sigue siendo incierto, ya que dependerá de la disposición de Trump para reestructurar sus políticas hacia Venezuela y los posibles pasos que tome el gobierno venezolano para facilitar un diálogo diplomático.