Un equipo de científicos de la Harvard Medical School logró lo que durante décadas parecía imposible: revertir el envejecimiento en monos. El descubrimiento, liderado por el reconocido genetista David Sinclair, marca un punto de inflexión en la medicina regenerativa y la biotecnología.
Durante una entrevista en el pódcast Moonshots, conducido por Peter H. Diamandis, Sinclair afirmó que los experimentos realizados con ratones y monos verdes demostraron que es posible restaurar características juveniles en tejidos envejecidos.
El avance ha sido tan prometedor que, según confirmó el investigador, los ensayos clínicos en humanos comenzarán en 2026.
Genes reprogramados con factores de Yamanaka
La técnica utilizada por el equipo de Harvard se basa en la activación controlada de genes conocidos como factores de Yamanaka, que permiten devolver a las células adultas características similares a las de células jóvenes.
“No es ciencia ficción. Lo hacemos en mi laboratorio de manera rutinaria”, aseguró Sinclair. Añadió que en su laboratorio se ha logrado que tejidos envejecidos recuperen funcionalidad y estructura tras solo cuatro semanas de tratamiento.
En investigaciones previas, como un estudio publicado en 2020, el equipo de Sinclair ya había utilizado terapia génica para revertir la ceguera causada por daño en el nervio óptico.
Resultados comprobados en animales
Los animales tratados mostraron una reducción en la edad biológica y mejoras físicas visibles. En el caso de los ratones, las terapias con un cóctel molecular indujeron marcadores de juventud de forma consistente. Los monos también evidenciaron una regeneración funcional de tejidos.
Sinclair explicó que estos avances fueron posibles gracias a la integración de inteligencia artificial, edición genética y medicina regenerativa, que ahora convergen para transformar la manera en que se aborda el envejecimiento.
Próximo objetivo: ensayos con humanos
El genetista de Harvard enfatizó que el objetivo final es democratizar estas terapias para que sean accesibles a toda la población, y no solo a quienes puedan pagarlas. Según Sinclair, esto representa un paso hacia una nueva era de medicina preventiva y personalizada, donde la edad biológica podría ser modificada con precisión científica.