El primer triunfo del Real Madrid en Grecia se produjo con una mezcla de brillantez ofensiva y dudas defensivas. El equipo logró un 3-4 frente a Olympiacos en el Estadio Georgios Karaiskakis, un partido histórico que dejó cuatro goles de Kylian Mbappé y una actuación estelar de Vinícius, pero también expuso una fragilidad preocupante en la zaga.
Un Madrid presionado que necesitaba reaccionar
El conjunto blanco llegó al encuentro con una situación que exigía una respuesta inmediata. Tras tres malos resultados, la presión sobre el vestuario había aumentado, aunque el respaldo público de su entrenador dio margen para una nueva oportunidad.
Xabi Alonso apostó por seis cambios en el once titular en busca de un golpe de timón. Lunin regresó a la portería por primera vez desde mayo, mientras que Mendy volvió tras varios meses fuera. La defensa —ya golpeada por lesiones— presentó un once poco habitual con Carreras como central.
Aun así, el equipo comenzó sufriendo. Olympiacos aplicó su plan habitual de presión, balones largos e intensidad. Tres jugadores griegos triangularon con facilidad cerca del área merengue, sin oposición defensiva. Chiquinho aprovechó el espacio y marcó un fuerte disparo pegado al poste para el 1-0 en apenas ocho minutos.
El liderazgo futbolístico de Vinícius
El gol tempranero activó a Vinícius. El brasileño firmó su mejor actuación de la temporada, desbordando constantemente por izquierda. Incluso obligó a Tzolakis a una intervención decisiva antes del empate.
En medio de la incomodidad defensiva del Madrid y con Lunin salvando el 2-0 con una gran estirada, apareció la pegada que cambiaría el rumbo del partido.
Mbappé resolvió el duelo en siete minutos
Entre el minuto 22 y el 29, Mbappé anotó tres goles que silenciaron a la afición griega. Primero, tras un pase magistral de Vinícius con el exterior. Después, con un testarazo tras una combinación con Güler. Y finalmente, con un control perfecto y definición cruzada tras un envío largo de Camavinga.
El Madrid parecía haber liquidado el partido, pero siguió mostrando grietas. Olympiacos volvió a generar peligro con balones en largo, obligando a Lunin a intervenciones de alto nivel.
Intercambio de golpes hasta el final
El segundo tiempo mantuvo la dinámica frenética. Taremi descontó de cabeza para el 2-3. Más tarde, Vinícius coronó su actuación con el 2-4 tras otra jugada individual en la que superó a toda la defensa rival.
Pero la falta de solidez volvió a castigar al Madrid. El Kaabi marcó el 3-4 en el minuto 81, reactivando la tensión en un encuentro que terminó con dos ocasiones claras del Olympiacos que rozaron el empate.
Un triunfo histórico con sensaciones ambiguas
El Real Madrid logró su primera victoria oficial en territorio griego, pero terminó el partido preocupado por su fragilidad defensiva. Mbappé recuperó confianza con cuatro goles en cinco jornadas de Champions, mientras que Vinícius asumió el liderazgo del equipo en su mejor versión del curso.
La celebración quedó marcada por una sensación doble: un triunfo histórico y, al mismo tiempo, una advertencia sobre las dudas que el equipo aún debe resolver.
