Los niños lloraban incesantemente, era una mezcla de hambre con sed y el azote de la plaga.
Los integrantes de tres familias de Sabaneta, municipio Revenga, habían programado un encuentro en la casa número 1, situada en la calle 13 de Enero, en las inmediaciones del Ingenio Hugo Chávez Frías.
Aquella reunión que tenía un cariz cristiano iba a terminar en tragedia. Al entrar la tarde una de las mujeres, la que resultaría más afectada por cuanto su hija murió con el transcurso de las horas, preparó la sopa.
Tras esperar por muchas horas a que el hervido estuviera listo, las madres procedieron a alimentar a la prole que comportaba edades de entre 1 a 7 años. Por un momento el llanto cesó y la calma se apoderó del ingenio.
La sal que sirvió de aderezo estaba contaminada con restos de un vertedero que está más allá de El Consejo, en Los Teques, y la fatalidad no se hizo esperar.
Arroz, pollo y verduras saltaban a la vista en los humeantes platos que sirvieron en el almuerzo; el cóctel venenoso era invisible, inodoro e imposible de rastrear a simple vista. Los niños mayores atacaron los platos con fruición, tras una larga jornada de oración y trabajo.
Pronto aparecieron los primeros síntomas y las alarmas activaron los protocolos de seguridad. En vehículos especiales, con la urgencia del caso, los afectados fueron trasladados al Hospital José María Benítez de La Victoria, el más cercano al lugar del siniestro.
Funcionarios de la Policía Municipal, al mando del comisionado José Jassir, jefe del citado cuerpo de seguridad, despejaron el paso de vehículos hacia ese centro asistencial.
Pero en el centro hospitalario los recursos son tan escasos como la sal en las despensas de los campesinos que habitan en el ingenio. Los galenos, enfermeras y demás personal se declararon en emergencia para asistir a todos los intoxicados y en ese momento la doctora Maryuri Danaye Martínez, médico pediatra, asumió la responsabilidad de atender a los pequeños que eran los más afectados.
Yonaisi Nazareth Fuentes Arrieta, de un año, se vino en vómito y la sustancia salpicó a la joven profesional. Minutos más tarde la criatura falleció. Tres horas después más tarde, la doctora comenzó a sentir síntomas de intoxicación e inmediatamente sus colegas le prestaron los primeros auxilios.
Su cuadro clínico se empeoró y hubo que referirla de urgencia al Hospital Central de Maracay y ya en la noche de ese día, los médicos tratantes procedieron a colocarle un sistema de respiración artificial, ya que su salud era sumamente delicada.
Asimismo se conoció que en ese centro asistencial tienen recluidos a cuatro pacientes más, incluyendo menores de edad y el resto en el Hospital de La Victoria.
Un oficial de la policía se contagió cuando prestaba la ayuda en el traslado de los pacientes a Maracay y su estado de salud ameritó su reclución.
Las informaciones señalan a Benito Fuentes como el hombre que trabaja de recolector en el vertedero de El Limón, ubicado en el kilómetro 37 de la Carretera Panamericana del municipio Guaicaipuro, estado Miranda. El día anterior al encuentro, Fuentes recogió de entre los escombros una sustancia conocida aparentemente como urea (sal) y se la entregó a su compañera sentimental para que le diera sabor a la sopa.
Comisiones del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) adscritas a la División de Homicidios Aragua y la Delegación Municipal de Las Tejerías, tomaron declaraciones los padres de la bebé que murió.
Las investigaciones están en fase química y los expertos tendrán que determinar cual es el componente que desató la masiva intoxicación tanto a los comensales como al personal que trabajó en el traslado y tratamiento de los pacientes.