Los grandes árboles son el orgullo de sus habitantes. Sobrevivientes del “progreso”
Simón Henrique López (La Victoria).- Uno de los más graves de los llamados “problemas colaterales” que ha traído consigo el desarrollo de la civilización ha sido la destrucción de los espacios vegetales.
Miles, tal vez millones, han sido los árboles que a lo largo de la historia han caído bajo el peso de la mal llamada “piqueta del progreso”.
La Victoria, capital del municipio José Félix Ribas del estado Aragua no ha sido ajena a este fenómeno, sobre todo en las décadas de los 60´s 70’s y 80´s cuando se exponenció su crecimiento tanto cuantitativo como cualitativo.
Aún existen victorianos que recuerdan al llamado Bosque de La Mora hermoso paraje forestal que ornaba la salida o entrada este de la ciudad y que fue arrasado para dar paso a las hoy urbanizaciones Las Mercedes y La Mora. Ese por mencionar uno, tal vez el más emblemático, de muchos casos.
No obstante La Victoria aún puede considerarse privilegiada, pues a diferencia de otras poblaciones venezolana, cuenta con algunos hermosos especímenes que todavía dan sombra y belleza a sus habitantes y a todo aquel que la visita.
El samán de El Samán
En el extremo oriental de la ciudad, frente al supermercado UNICASA se yergue un gigantesco samán que da nombre al sector donde se encuentra. Con unos 30 metros de alto su enorme tronco alcanza varios metros de circunferencia. Rodeado de asfalto y concreto por todos lados, este centenario árbol es prácticamente un símbolo de la ciudad y un ejemplo claro de supervivencia.

En la Av. Victoria
En la vía hacia el centro, en la avenida Victoria, frente a C.C. Madrigal puede observarse otro de estos grandes árboles custodios de la ciudad.
No tan antiguo como el samán de El Samán, pero igualmente extiende su enorme follaje sobre la transitada vía.
Los más hermosos
Al centro, en la calle Sergio Medina, frente a la urbanización Campo Elías y a una dos cuadras del populoso sector comercial de la ciudad están plantados dos ejemplares gemelos que son el orgullo de los vecinos.
Hugo Colmenares, residente de la aledaña urbanización afirma:
“Estos árboles son los más hermosos que hay en la ciudad, incluyendo los del parque La Estación, porque nosotros (los vecinos) nos encargamos de cuidarlos”.
“El follaje de estos árboles es tan espeso -aseguró- que cuando llueve mucha gente se mete debajo de ellos para guarecerse. Esta es nuestra mayor bendición”
