Las bacterias que se encuentran en la boca son las causales de olores desagradables. La descomposición y residuos de comidas, mala higiene bucal así como la mucosa de los dientes y lengua producen mal aliento que -en principio- puede ser superable, pero al ir evolucionando puede convertirse en un problema crónico para la salud.
Darse cuenta que se sufre de «mal aliento» es motivo de pena y a su vez se convierte en molestia para hablar tranquilamente así como para los interlocutores que se acerquen.
Para empezar a combatir la halitosis es necesario iniciar una rutina del cepillado de los dientes sino frecuente un poco más regular (después de cada comida) acompañado de enjuagues bucales, siempre tener a mano chiclets o caramelo.
Asimismo, se puede señalar como agentes causales la mala digestión de alimentos que pueden causar que los ácidos suban a través de la garganta y generar esos molestos olores.
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