A medida que los niños crecen también lo hacen los lunares que además también pueden oscurecerse con el transcurrir del tiempo. Los lunares se caracterizan por ser inofensivos, salvo algunos casos que pueden ser cancerosos.
En el caso de los lunares en la piel de características cancerosas pueden estar causados por la excesiva exposición al sol y la genética del infante.
Los padres deben estar atentos si en la piel de los infantes aparecen más lunares, sobre todo si su tamaño excede los 5 ó 6 milímetros.
Los lunares -en su gran mayoría- están presentes en la piel del niño desde su nacimiento y se caracterizan por ser normalmente inofensivos y si su tamaño es importante debe ser consultado por un especialista a la brevedad posible.
Asimismo durante en la infancia suele aparecer los lunares comunes que no presentan ningún inconveniente pero que a los cuales se debe estar atento si sangran, pican o causan molestia.
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