La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que al momento de agrandar la familia se espere una pausa de al menos dos años, independientemente haya sido la forma de parto (vaginal o cesárea) con el propósito de dar tiempo a que el cuerpo de la madre se encuentre preparado para concebir nuevamente.
Un intervalo menor a seis meses entre embarazos tiene mayores riesgos. La futura madre puede presentar anemia, rotura de membranas y mayor tendencia a padecer de hemorragias sobre todo en la segunda mitad del embarazo.
Tener dos hijos con edades similares puede ser agotador por la atención que se le debe otorgar y además es un fuerte impacto económico para la familia.
El riesgo por cada embarazo antes de 18 meses aumenta en 1,9% el nacimiento de un bebé prematuro. Asimismo, al quedar embarazada sin esperar el tiempo adecuado, también pueden afectarse los niveles de hierro y ácido fólico, nutrientes que son importantes para la futura madre y el bebé.
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