Las terapias en piscinas contribuyen al desarrollo de los niños. Entre sus beneficios destacan a nivel físico el trabajo con los músculos así como con los sistemas circulatorios y respiratorios. A nivel emocional se fomenta los principios de auto confianza y autoestima en el niño, mejorando su calidad de vida.
Estudios han dado a conocer la eficacia de la hidroterapia en niños con trastornos autistas. A través del agua, los pequeños mejoran la integración de sus estímulos.
Por otro lado, los niños experimentan una disminución en la ansiedad, incidiendo en una disminución de las tensiones y en mejor conexión con el entorno.
Las sesiones en el agua deben ser personalizadas bajo la guía de un terapeuta o en presencia de los padres para que los niños sientan mayor seguridad y confianza.
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