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Ambientalistas instan a autoridades a investigar tala indiscriminada que se ejecuta en avenidas de Maracay

Ambientalistas e ingenieros agrónomos llaman la atención sobre la tala indiscriminada que se realiza en la llamada Ciudad Jardín, no solo por la propia alcaldía de Maracay, sino también por particulares. Nuevos negocios, bodegones, comercios y restaurantes sin aparente permisología, han cercenado árboles al frente de los establecimientos.

 

La organización civil ambientalista Sembramos Todos levantó una alerta: la tala y podas indiscriminadas que están cercenando árboles en Maracay.

Enrique García, presidente de la organización, refiere que con la proliferación de nuevos comercios como bodegones o restaurantes, se están ejecutando talas y podas indiscriminadas de árboles sin una aparente permisología, destruyendo con ello, el patrimonio ambiental de la llamada Ciudad Jardín.

«Si tienen un árbol frente a la fachada se lo vuelan. Nadie investiga, nadie multa o sanciona esta práctica ilegal en la ciudad y tampoco se sabe bajo qué criterios se otorgan los permisos, si es que eso ocurre», señala con preocupación.

Y es que García también responsabiliza a la Alcaldía de Girardot. No solo por no evitar estas talas y podas, sino por ejecutarlas. El caso más reciente, fue la poda de un árbol ubicado frente al Centro Comercial Parque Aragua, realizada por trabajadores de la municipalidad.

O como la poda que la alcaldía de Maracay ejecutó en la Casa de Los Arcos, en el marco de su restauración. Esta es una edificación que data de la tercera década del siglo XX y la que la Alcaldía de Girardot, en 1989, cedió sus terrenos en comodato a la Asociación Ateneo de Aragua, adscrita a la Federación de Ateneos de Venezuela, para fines culturales.

Se talaron todos los árboles- dice García- porque supuestamente ponían en riesgo la estructura y eso es falso. Muchos de esos árboles, como los de mango ya existían antes de la casa y nunca habían causado daño.

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La propia alcaldía de Maracay podó un árbol sano ubicado frente a un conocido centro comercial de la ciudad. Foto: Gregoria Díaz.

Sin embargo, el concejal Moisés Somaza, presidente de la comisión de ambiente y calidad de vida de la cámara municipal, dice lo contrario.

Estábamos en cuenta del daño que estaban causando unos árboles de mango, una especie que no está protegida. Así que las talas y podas se realizaron cumpliendo con los protocolos y la legislación ambiental y además por cada ejemplar talado 8 u 10 serán sembrados», explicó el concejal a un diario de circulación regional.

Otra de las preocupaciones de Sembramos Todos, es el uso indiscriminado de leña para cocinar. La escasez de gas doméstico, ha obligado a mucha gente a retomar esta vieja y dañina práctica. Pero también comercios y restaurantes informales y otros formales, que ofrecen públicamente, comida cocinada a leña.

Enrique García refiere que solo en Maracay, han contabilizado unos 35 restaurantes que cocinan a leña, utilizando kilos y kilos de madera cuya procedencia es desconocida.

¿De dónde sale esa leña? Para ofrecer este tipo de servicio, se requiere un gran volumen de leña. Esto es preocupante, porque no se controla el origen de la madera utilizada. Recordemos que hay maderas tóxicas como el mango, el bucare, por ejemplo. Esto debe investigarse», señaló.

La ley de Bosques prevé sanciones y multas a quienes incurran en la tala y poda sin autorización. El artículo 109, establece multas de 500 a 2.500 unidades tributarias, para “quienes, sin contar con la respectiva autorización o permiso, poden, talen o derriben árboles en zonas urbanas, o intencionalmente los dañen o destruyan, en una cantidad que no exceda los veinte (20) individuos arbóreos.

Maracay pierde su patrimonio ambiental

La Ciudad Jardín fue reconocida así por la frondosidad de sus árboles sembrados a lo largo y ancho de sus avenidas. Muchas de esas especies son centenarias y en consecuencia, algunas ya han cumplido su ciclo.

El arbolado urbano es muy importante, además de la belleza y el ornato de la ciudad. Es garantía para la recreación y la distracción y fundamentalmente, en la producción de oxígeno», señala el ingeniero agrónomo Alejandro Giraurd.

De allí su preocupación ante lo que considera desconocimiento e incumplimiento de normas ambientales, por parte de los organismos que ejecutan los trabajos de tala y poda, tal y como ocurre con la empresa Corpoelec.

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La tala y poda de árboles en Maracay causa preocupación en ambientalistas. Foto: Gregoria Díaz

Es cierto- explica- que muchos árboles interfieren con los tendidos eléctricos. Pero hay normas y mecanismos que permiten talas y podas controladas que no causan daños severos a estas especies, en lugar de hacer una tala indiscriminada.

El artículo 19 de la Ley de Bosques, establece claramente que “corresponde a los municipios, la planificación y ejecución de programas y obras de protección y recuperación del patrimonio forestal municipal, incluido el seguimiento y control de las actividades de mantenimiento y poda de árboles fuera del bosque y otras formaciones vegetales ubicadas en jurisdicción del Municipio”.

El especialista reconoce que algunos árboles en la ciudad se han perdido producto de enfermedades, pero también por falta de mantenimiento y cuidados y en casos extremos, por daños infringidos que violan las normativas ambientales.

Como los causados al famoso árbol Carocaro que por décadas estuvo frente al Centro comercial Las Américas y fue podado totalmente sin justificación alguna.

Lo que estamos viendo es un atentado al medio ambiente y la pérdida de un entorno natural más amigable. Es cierto que algunos árboles secos constituyen un riesgo y deben ser podados. Pero hay muchos otros en buenas condiciones que sencillamente han sido cortados», dice el ingeniero.

Tanto Giraurd como García, coinciden que el desconocimiento en el tratamiento del arbolado urbano de la ciudad, viene de los propios trabajadores de la municipalidad que se encargan de hacer mantenimiento. En muchos casos, son los mismos trabajadores de la alcaldía que por desconocimiento, destruyen algunos árboles.

No hay cultura oficial para propiciar el cuidado y mantenimiento de los árboles y tampoco noto preocupación en la ciudadanía. Un árbol menos, es un espacio vacío en la ciudad que no se recupera», dice Giraurd,

De hecho, organizaciones ambientalistas como Sembramos Todos, que cuenta con un modesto vivero con el que intenta replantar aquellos espacios vacíos, ve con inquietud como las especies que han sembrado, han sido vandalizadas en el peor de los casos. O cómo los trabajos de reforestación realizados por la municipalidad, no cuentan con un mantenimiento adecuado, permanente y sostenido.

El problema también radica en la falta de conciencia ciudadana. Para Enrique García, es cuestionable que muchas personas decidan talar o podar un árbol solo porque ensucia, porque bota muchas hojas, o porque las ramas molestan.

Desconoce la ciudadanía que por ley, debe ejercer «la guardería ambiental con fines, de prevención, detección temprana, y denuncia de ilícitos contra el patrimonio forestal», tal y como lo establece el artículo 20 de la Ley de Bosques.

«Aquí no se discrimina especies y muchos árboles que existían en la ciudad, inclusive antes de Gómez, han disminuido», refiere.

Algunas de las especies que han ido desapareciendo peligrosamente en Maracay son el Guásimo, el Samán, el Carocaro, el jobo, el merecure, el Indio desnudo, el cañafístola, por ejemplo.

Los árboles son una necesidad humana- explica el ingeniero Alejandro Giraurd- y en nuestras ciudades nos estamos quedando sin ellos y sin las especies de aves e insectos que hacen vida en el arbolado urbano, gracias a la tala indiscriminada.

Con información de Crónica Uno