A partir del 15 de agosto hubo un importante cambio de tendencia y se comenzaron a observar importantes incrementos en los precios, sobre todo para los meses de agosto, noviembre y diciembre, señala Cedice-Libertad.
El costo de la vida en Venezuela aumentó significativamente en 2022.
En promedio de las 3 ciudades monitoreadas por Cedice-Libertad (Caracas, Valencia y Maracaibo), el consumo promedio de 61 bienes y servicios adquiridos por una familia de tres personas alcanzó el valor de 7.734,95 Bs/mes al cierre del año, equivalentes a 507,88 USD/mes, lo que representa un incremento de 310,33% en moneda nacional y de 27,01% en dólares estadounidenses.
Restaurantes fue el rubro con el mayor incremento en sus precios durante 2022, dicho aumento se vio manifestado en precios expresados tanto en bolívares como en dólares, con 372,07% y 46,12% de variación respectivamente.
El segundo rubro con mayores aumentos de precios fue Alimentos, con incrementos de 332,43% en bolívares y de 33,85% en dólares durante 2022.
El Observatorio de Gasto Público de Cedice-Libertad resalta que durante los primeros 7 meses de 2022 el comportamiento de la variación interanual de precios era descendente y, de mantenerse esa tendencia, se estimaba que la inflación en Venezuela cerraría el año por debajo de los 3 dígitos.
No obstante, a partir del 15 de agosto hubo un importante cambio de tendencia y se comenzaron a observar importantes incrementos en los precios, sobre todo para los meses de agosto, noviembre y diciembre, este último con una variación en bolívares de 55,3%, lo que ubica al país nuevamente en una senda hiperinflacionaria.
El reporte de Cedice Libertad señala que desafortunadamente, en Venezuela sigue existiendo un profundo problema estructural y un desequilibrio fiscal alarmante que, sumado al gran rechazo de la ciudadanía hacia el bolívar, no permite que país salga de la hiperinflación.
Durante 2022, los esfuerzos de política monetaria no se orientaron a la recuperación de la confianza del bolívar por parte de la familia venezolana, lo que implicaría – entre muchas otras cosas – corregir el déficit fiscal, devolverle autonomía y transparencia al Banco Central de Venezuela, restituir el Estado de derecho, tener un marco jurídico estable, garantizar derechos de propiedad que posibiliten la atracción de inversiones en el país, reducir el excesivo encaje legal que suprime significativamente el crédito bancario y facilitar – no restringir – el uso de dólares por medio de cuentas nacionales, señala el Think Tank de orientación liberal.
Por el contrario, el mayor esfuerzo se concentró en apreciar el tipo de cambio por medio de una insistente política de intervención cambiaria, cuyos efectos distorsionantes se han sentido principalmente en el incremento de los precios de bienes y servicios expresados en dólares americanos.
Venezuela sigue teniendo una de las economías más inflacionarias del mundo, los últimos resultados observados en diciembre generan gran preocupación porque se pudiera entrar nuevamente en un ciclo hiperinflacionario durante 2023.
Con información de Banca y Finanzas