El domingo pasado en Brownsville, Texas, un vehículo arrolló a un grupo de migrantes venezolanos que se encontraban afuera de un centro que atiende a personas sin hogar. El trágico incidente dejó un saldo de ocho muertos y al menos diez heridos. El conductor del vehículo, que no ha sido identificado públicamente, fue acusado de conducción imprudente y detenido. Las autoridades esperan los resultados de un informe de toxicología para determinar si el choque fue intencional o si el conductor perdió el control.
Según informes, el grupo de migrantes venezolanos se encontraba en la zona en previsión del levantamiento del Título 42, una regla pandémica de la era de Donald Trump que permitía la fácil expulsión de inmigrantes. El grupo había estado llegando a la frontera en busca de asilo.
El conductor del vehículo pasó un semáforo en rojo antes de chocar contra la multitud de unas 20 personas. Testigos afirman que el conductor gritó insultos contra la inmigración mientras huía.
La escena fue descrita como “muy gráfica” y “una tragedia de cualquier manera, pero si fue intencional, es peor”, según el juez Eddie Treviño Jr. del condado de Cameron. Los cuerpos de las víctimas fueron llevados a un hospital local mientras que los detectives de la policía comenzaron a investigar el suceso.
En conclusión, el trágico incidente en Brownsville, Texas, que dejó al menos ocho inmigrantes venezolanos muertos y varios heridos, ha conmocionado a la comunidad y ha levantado preocupaciones sobre la seguridad de los migrantes en la frontera.
Las autoridades aún no han determinado si el conductor atropelló intencionalmente al grupo o si perdió el control del vehículo. Mientras tanto, la comunidad de migrantes se une en su dolor y busca respuestas a esta terrible tragedia.