En un fatídico suceso ocurrido el pasado domingo, la tranquila localidad de San José de la Costa, en el estado Falcón, se vio conmocionada por un presunto atentado en una licorería. Dos individuos encapuchados, con alevosía y crueldad, desataron un acto premeditado que resultó en la trágica muerte de Pablo Rodríguez Romero, un joven de 22 años, y dejó a Alexander Jesús García, de 53 años, gravemente herido. Detrás de este oscuro episodio, se esconde una historia que busca ser desentrañada por las autoridades.
Detalles del Ataque
En el sector Santa Rosa de San José de la Costa, el domingo se tejió una trama violenta que terminó con la vida de Pablo Rodríguez y dejó a Alexander Jesús García herido. Los perpetradores, hábilmente enmascarados, ejecutaron el atentado en la licorería, propiedad de Carmen, conocida cariñosamente como “la Gorda”.
Perfil de las Víctimas
Rodríguez, hijo de la dueña del establecimiento, era un joven de 22 años cuya vida fue truncada por los disparos de armas de fuego. En el mismo acto violento, García, de 53 años, resultó gravemente herido, siendo trasladado de urgencia al Hospital Doctor Alfredo Van Grieken de Coro.
Acción de las Autoridades
La Delegación Municipal Coro del Cicpc acudió al lugar del crimen para llevar a cabo el levantamiento del cadáver, iniciar una exhaustiva investigación e identificar a los responsables, que, al permanecer encapuchados, sugieren ser residentes locales. Las circunstancias apuntan a un posible acto de venganza, sumiendo a la comunidad en la incertidumbre.
Traslado y Atención Médica
Paramédicos de Protección Civil municipal trasladaron a García al CDI Luis Alexis Zamarripa y posteriormente a la sala de emergencias del hospital. La cadena de eventos desde el ataque hasta la atención médica detalla una noche llena de desesperación y lucha por la supervivencia.
En la estela de este trágico suceso, la comunidad de Falcón se encuentra entre la incertidumbre y el dolor, buscando respuestas y justicia. El oscuro episodio no solo ha dejado un muerto y un herido, sino también cicatrices emocionales que perdurarán en la memoria de quienes presenciaron la violencia sin rostro. La labor incansable del Cicpc para identificar a los responsables se convierte en la esperanza de un cierre a este capítulo lúgubre, mientras la comunidad reflexiona sobre la fragilidad de la seguridad en su entorno, anhelando un futuro libre de violencia y venganza.