El parque Gerardo Yépez Tamayo, conocido como “Los Apamates”, ha pasado de ser un lugar de esparcimiento a convertirse en el epicentro de una denuncia alarmante. Vecinos de los sectores cercanos han levantado su voz para alertar sobre la presencia de un vertedero clandestino en este emblemático espacio, generando preocupación en la comunidad y exigiendo respuestas a las autoridades pertinentes.
Declarado “Camposanto”:
El parque, antes venerado como un lugar de recreación, ha quedado en el olvido, sumergido en el abandono y la negligencia. Tras la tragedia de El Limón, se le declaró “camposanto”, pero ahora enfrenta un destino inesperado.
Denuncias en Redes Sociales:
Las redes sociales se han convertido en el medio de expresión para los habitantes de los alrededores. A través de denuncias públicas, señalan que los camiones de basura del municipio están utilizando este espacio como vertedero, desatando la indignación colectiva.
Portones y Desobediencia:
A pesar de la instalación de portones para evitar la deposición de desechos, los vecinos informan de avistamientos recientes de camiones repletos de basura ingresando al área. La desobediencia a las restricciones previas revela una situación crítica.
Ecosistema en Peligro:
El equipo periodístico verificó las denuncias y constató que, aunque las zonas cercanas a las caminerías han sido despejadas, se han identificado fosas en las áreas más alejadas, cerca de una bloquera reconocida, donde se están enterrando desechos, generando un ecocidio silencioso.
Represalias y Miedo:
La voz de un residente se alza contra lo que él describe como un “ecocidio”, pero el temor a represalias le impide revelar su identidad. Este temor refleja la gravedad de la situación y la necesidad de abordarla con urgencia.
Exigencia de Respuestas:
Ante la gravedad de la situación, los moradores reclaman explicaciones a las autoridades del Ministerio del Ambiente. Buscan aclarar si estas prácticas son legales o perjudiciales para el medio ambiente, exigiendo sanciones en caso de lo segundo.
En la encrucijada entre el abandono del parque “Los Apamates” y la creciente contaminación, surge una reflexión sobre la responsabilidad colectiva en la preservación de nuestros espacios naturales. Este incidente resalta la necesidad urgente de un enfoque ambiental sostenible y la importancia de la participación ciudadana en la defensa de nuestros pulmones vegetales.
El llamado a la acción resuena en los corazones de la comunidad, instando a la intervención inmediata para salvaguardar el parque “Los Apamates” y el Henri Pittier. En medio de la incertidumbre, la exigencia de respuestas y medidas correctivas se eleva como un grito colectivo por la preservación de nuestro entorno natural. Que este episodio sirva como catalizador para un cambio positivo y una mayor conciencia ambiental en nuestra sociedad.