El Lunes Santo marca el segundo día de la Semana Santa, un período litúrgico de gran importancia para la Iglesia católica que conmemora los eventos que condujeron a la pasión y muerte de Jesucristo. En este día, se reviven los momentos cruciales desde la Última Cena hasta la crucifixión de Jesús, invitando a los fieles a reflexionar sobre su sacrificio redentor.
La narrativa Bíblica
La lectura del evangelio del Lunes Santo se centra en el episodio de Jesús atado a la columna, donde experimenta la flagelación ordenada por Poncio Pilatos.
Este evento es descrito en los evangelios de San Juan, San Marcos, San Lucas y San Mateo, resaltando el momento en que la multitud elige liberar a Barrabás en lugar de a Jesús, quien es condenado a la crucifixión.
Las horas previas a la muerte
Según las escrituras, Pilatos se enfrenta a dos acusaciones contra Jesús: una por proclamarse hijo de Dios y otra por permitir ser aclamado como rey. A pesar de declarar a Jesús inocente en un principio, la presión de la multitud lo lleva a ordenar su flagelación y posterior crucifixión.
La narrativa bíblica ilustra los esfuerzos de Pilatos por salvar a Jesús, contrastados con la insistencia de los líderes judíos en su condena.
El Lunes Santo ofrece una oportunidad para reflexionar sobre la pasión y muerte de Jesucristo, destacando la importancia de su sacrificio en la tradición cristiana. En este período de Semana Santa, es crucial recordar los valores de perdón, compasión y redención que Jesús enseñó con su vida. Ante los desafíos y presiones de la vida moderna, es fundamental buscar inspiración en su ejemplo y cultivar una fe que nos guíe hacia la comprensión y la solidaridad con los demás. Que este Lunes Santo nos motive a profundizar en nuestra relación con Dios y a vivir de acuerdo con los principios de amor y justicia que Jesucristo nos enseñó.