Estudiar y trabajar simultáneamente se ha convertido en una necesidad para muchos universitarios que buscan solventar sus gastos y ayudar a sus familias en medio de una economía desafiante. Este estilo de vida exige una rutina extenuante que impacta tanto en el bienestar físico como en el mental de los jóvenes. Las razones por las que los estudiantes eligen esta dualidad de responsabilidades son variadas.
La Dualidad de Trabajar y Estudiar
Shanndé Castro, estudiante de Administración de Empresas, es un claro ejemplo de esta realidad. Sus días están marcados por horarios laborales ajustados y pocas horas de sueño, lo que incrementa su cansancio físico y emocional.
“A veces hay que sacrificar mis horas de comida (…) la vida de una persona que estudia es muy diferente a la de una persona que trabaja”, expresa Shanndé.
Muchos buscan contribuir con los ingresos familiares o simplemente cubrir sus propios gastos. “Nosotros como estudiantes jóvenes tenemos nuestras necesidades, y por la situación económica del país, muchos nos vemos afectados por ello”, comenta Shanndé, subrayando la importancia de equilibrar estas demandas para sostener su educación y vida diaria.
Organización y manejo del tiempo
La capacidad de gestionar el tiempo eficientemente es crucial para aquellos que deben balancear su vida universitaria con un empleo. Shanndé señala que trabajar en un puesto presencial consume una cantidad considerable de tiempo y energía.
Para mantener sus responsabilidades académicas, necesita una organización estricta y a menudo se ve forzado a renunciar a actividades personales y de ocio.
Además del agotamiento físico de trabajar, las actividades extracurriculares como el ejercicio físico también agregan a la carga total, según Shanndé.
“Voy poco a poco, sabiendo cómo está a veces mi salud física y mental, que no la puedo descuidar”, afirma, resaltando la importancia de cuidar su bienestar integral.
Adaptación y superación
María Haskour, otra estudiante universitaria, ha logrado ajustar su tiempo entre trabajo y estudios durante el último año. Aunque al principio encontró la nueva rutina abrumadora, ahora ha desarrollado estrategias para manejar sus responsabilidades de manera más efectiva.
“En lo emocional tuve un cambio porque me sentía abrumada, que no podía con todo eso, pero gracias a Dios, mi universidad tiene una modalidad de que no todo el tiempo es presencial, también es virtual, entonces tengo esa facilidad”, comenta María.
Encontrar un empleo con cierta flexibilidad le ha permitido a María no solo cubrir sus gastos, sino también adquirir independencia y madurar en diversos aspectos de su vida. Este equilibrio es fundamental para su crecimiento personal y profesional.
La experiencia de trabajar y estudiar simultáneamente puede ser agotadora y desafiante, pero también ofrece valiosas lecciones de responsabilidad y gestión del tiempo. Es esencial que las instituciones educativas y los empleadores reconozcan estas dificultades y brinden apoyo a los estudiantes trabajadores.
Universidades y empleadores pueden considerar flexibilizar horarios y ofrecer recursos para la salud mental y física, garantizando que los jóvenes puedan cumplir con sus obligaciones sin poner en riesgo su bienestar. Asimismo, fomentar programas de becas y ayudas financieras puede aliviar la carga económica que obliga a muchos estudiantes a dividir su tiempo entre el trabajo y el estudio.
En última instancia, un entorno más comprensivo y adaptable beneficiará no solo a los estudiantes, sino también a la sociedad en general, promoviendo una fuerza laboral bien preparada y equilibrada.