En Venezuela, la crisis económica y los altos costos de medicamentos han obligado a los pacientes con diabetes a buscar alternativas para no interrumpir sus tratamientos. Ailemar López, quien padece diabetes mellitus tipo 2 desde hace 15 años, es un ejemplo de esta difícil realidad. La situación se agrava con la falta de apoyo estatal y el colapso del sistema de salud, lo que ha llevado a muchos a adoptar soluciones creativas pero insuficientes para gestionar su condición.
Desafíos económicos y salud
Ailemar López enfrenta serias dificultades para costear su tratamiento tras perder su empleo en el Banco Mercantil. Necesita tomar cinco pastillas diarias, lo que representa un gasto mensual de 150 dólares, sin contar los costos adicionales de una dieta adecuada y consultas médicas.
Su actual trabajo como vendedora en una papelería no le permite cubrir estos gastos, especialmente porque su esposo también está desempleado. “Actualmente no estoy tomando mis medicamentos porque no tengo los recursos para hacerlo. Estoy en las manos de Dios”, confiesa Ailemar.
Acceso limitado a medicamentos y consultas
Roald Gómez, presidente de la Sociedad Venezolana de Endocrinología y Metabolismo (SVEM), ha advertido sobre el creciente desamparo de los pacientes diabéticos en Venezuela. Según Gómez, en los últimos cinco años, la accesibilidad a tratamientos y atención médica se ha vuelto cada vez más complicada. Los costos elevados de los medicamentos, que oscilan entre 8 y 60 dólares dependiendo del tipo de insulina, han forzado a muchos a reducir sus dosis, optar por medicamentos menos efectivos o recurrir a remedios naturales. Además, el precio de los equipos médicos, que va desde 20 hasta 35 dólares, agrava aún más la situación.
Estrategias de supervivencia
Ante la falta de recursos, los pacientes han desarrollado estrategias para estirar sus suministros. Algunos disminuyen la dosis de insulina, otros buscan medicamentos más económicos que no siempre son eficaces, y otros simplemente dejan de tomar sus tratamientos.
Las largas listas de espera en los hospitales, que pueden llegar hasta cuatro meses, también impiden el acceso gratuito a consultas y tratamientos.
Desaparición de clubes de diabéticos
En el pasado, los clubes de diabéticos proporcionaban un espacio donde los pacientes podían recibir apoyo psicológico, entretenimiento y acceso a medicamentos. Sin embargo, la migración de especialistas ha provocado la desaparición de estos clubes, dejando a muchos sin acceso a medicamentos y sin un registro adecuado de pacientes.
El Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), responsable de distribuir medicamentos para enfermedades crónicas, ha fallado en cumplir con esta tarea, aumentando la incertidumbre entre los pacientes.
Esfuerzos del centro de diabetes nacional
El Centro de Diabetes Nacional, ubicado en el Hospital General Dr. José Ignacio Baldó, también conocido como Hospital El Algodonal, se ha convertido en un recurso vital para pacientes como Dalila Fuentes, quien padece diabetes tipo 2.
El centro ofrece consultas y, ocasionalmente, medicamentos a los pacientes registrados en el programa. Aunque las citas se entregan temprano y el proceso de admisión es riguroso, el acceso a insulina y otros tratamientos sigue siendo limitado.
Importancia de la dieta en el tratamiento
Gómez destaca que una alimentación adecuada es crucial para el manejo de la diabetes. Sin embargo, la crisis económica ha hecho que muchos pacientes en Venezuela subsistan con dietas basadas en carbohidratos y harinas, que son más asequibles pero menos saludables. Esta situación dificulta el control metabólico y la gestión de la enfermedad, obligando a los pacientes a elegir entre comprar alimentos, medicamentos o pagar consultas médicas.
La situación de los pacientes con diabetes en Venezuela refleja una crisis profunda en el sistema de salud y la economía del país. A pesar de los esfuerzos individuales y comunitarios para gestionar la enfermedad, la falta de acceso a medicamentos y atención médica adecuada sigue siendo un desafío monumental. Es imperativo que se implementen políticas y programas efectivos para asegurar que todos los pacientes reciban el tratamiento y apoyo necesarios para llevar una vida saludable.