Ataques simultáneos de sicarios en La Rita
El primer ataque ocurrió en la finca Los Guadales, ubicada en el sector Tolosa de la parroquia Pedro Lucas Urribarrí. A primeras horas de la mañana, un grupo armado ingresó violentamente a la propiedad.
Los sicarios, portando tanto armas largas como cortas, sometieron a varios empleados antes de asesinar a sangre fría a Carlos Javier Colina Colina, de 19 años, y a Leonel Peralta Graterol, de 34 años. Peralta, gravemente herido, fue trasladado por sus familiares a la sede de la Guardia Nacional Bolivariana en busca de ayuda, pero falleció poco después de su ingreso al Hospital General de Cabimas.
Segundo ataque mortal de sicarios en San Benito
Poco tiempo después, el grupo armado se trasladó a la finca San Benito, también en el sector Tolosa, donde bajo una operación similar, acabaron con la vida de Juan Pablo Olivares Romero, de 58 años.
Los tres asesinatos, cometidos entre las cuatro y seis de la mañana, sembraron el terror en la comunidad local, que aún trata de asimilar la brutalidad de los hechos.
Presunta extorsión como móvil del crimen
Fuentes locales señalan que el dueño de ambas fincas habría sido blanco de extorsión por parte de grupos criminales que operan en la región. Al negarse a realizar los pagos exigidos, los delincuentes habrían decidido arremeter contra los trabajadores como represalia.
Los tres hombres asesinados eran los encargados de las fincas y se encontraban realizando labores de ordeño en el momento en que fueron sorprendidos por los sicarios.
Investigaciones en curso
Tras los asesinatos, efectivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) de la subdelegación Cabimas, junto a la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y el Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana (CPNB), se trasladaron a los lugares de los hechos para iniciar las investigaciones correspondientes. La comunidad espera que las autoridades logren esclarecer rápidamente este triple homicidio y que los responsables sean llevados ante la justicia.
El triple asesinato de estos trabajadores en Santa Rita es un doloroso recordatorio de la violencia que azota la Costa Oriental del Lago y de los riesgos que enfrentan aquellos que se niegan a ceder ante las amenazas de grupos delictivos. Mientras las autoridades investigan, la comunidad zulia espera justicia y la implementación de medidas que frenen la creciente inseguridad en la región.