La migración masiva hacia Estados Unidos continúa generando presiones sobre los recursos de refugios en Texas, especialmente en El Paso, donde la llegada de migrantes venezolanos ha superado la capacidad de atención. A pesar de la reducción en cruces ilegales, la gran afluencia de personas que buscan asilo ha puesto en tensión los refugios gestionados por organizaciones religiosas y sociales, que luchan por ofrecer asistencia básica a quienes llegan en condiciones de extrema vulnerabilidad.
Desbordamiento de refugios en Texas
En El Paso, uno de los puntos fronterizos más transitados, los refugios operados por iglesias católicas y organizaciones de ayuda humanitaria han alcanzado su límite de capacidad. Según el padre Rafael García, de la iglesia Sagrado Corazón, el 90% de los migrantes que acuden en busca de ayuda son de origen venezolano, aunque también se observa un flujo constante de personas provenientes de Colombia, Ecuador y otros países centroamericanos.
Las instalaciones del refugio han sido adaptadas para albergar a cientos de personas, priorizando en la medida de lo posible a mujeres y niños debido a la limitación de espacio y recursos.
Duras experiencias de los migrantes en Texas
Los migrantes que llegan a estos refugios suelen haber enfrentado duras experiencias durante su travesía, como el peligroso cruce de la selva del Darién. Muchos de ellos arriban con traumas físicos y emocionales, lo que aumenta la necesidad de apoyo psicosocial y asistencia emocional.
El padre García enfatiza que la colaboración de las autoridades es esencial para mejorar el bienestar de los migrantes, quienes llegan a El Paso con la esperanza de alcanzar el llamado “sueño americano”, pero enfrentan dificultades para encontrar un lugar seguro y apoyo básico.
Servicios básicos y asistencia temporal
En el refugio de la iglesia Sagrado Corazón, se proporciona una variedad de servicios básicos: comida, ropa, duchas, atención médica y actividades para niños. También se ofrecen clases de inglés, una herramienta clave para su integración, y asistencia en la tramitación de formularios y permisos de trabajo a través de programas como CBP One.
Según García, muchos de los migrantes venezolanos son profesionales con experiencia laboral, lo que coincide con las necesidades de mano de obra en Estados Unidos, aunque muy pocos logran quedarse en El Paso debido a las dificultades para encontrar empleo.
Desafíos ante la falta de espacio
La falta de espacio ha obligado a algunos migrantes a dormir en colchonetas alrededor del templo, ya que perciben el área cercana como un lugar seguro. La saturación de refugios en esta zona fronteriza ha generado iniciativas de emergencia en otras iglesias y espacios comunitarios, donde se coordinan esfuerzos entre entidades religiosas y el gobierno local. Sin embargo, la capacidad sigue siendo insuficiente ante la llegada constante de nuevos migrantes.
La crisis de los refugios en El Paso refleja la compleja situación migratoria que enfrenta Texas, especialmente ante la llegada masiva de venezolanos. La labor de los refugios religiosos y organizaciones sociales es fundamental para ofrecer un alivio temporal a los migrantes, aunque las autoridades y la comunidad en general deben unirse para atender esta creciente demanda. Mientras tanto, los migrantes, muchos de ellos con altos niveles de formación, esperan obtener una oportunidad de establecerse y contribuir en su nuevo país.