Trump y Mamdani se reunieron en la Casa Blanca para discutir temas de interés para Nueva York tras una campaña electoral marcada por choques entre ambos. El encuentro que sorprendió a los medios norteamericanos por su tono conciliador.
Una reunión inesperadamente cordial marcó el primer encuentro formal entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el alcalde electo de Nueva York, Zohran Mamdani. Ambos calificaron la conversación como productiva, dejando atrás semanas de fuertes ataques durante la campaña. La reunión se desarrolló a puerta cerrada y terminó con una rueda de prensa conjunta en el Despacho Oval.
Un tono conciliador tras una campaña tensa
Trump destacó que confía en el futuro desempeño de Mamdani como alcalde. También expresó que los neoyorquinos podrían tener un líder que haga un buen trabajo. Agregó que el encuentro fue productivo y que está dispuesto a apoyar proyectos que impulsen mejoras para la ciudad.
El mandatario reconoció que en el pasado calificó al demócrata de formas negativas. Sin embargo, señaló que espera que Mamdani sorprenda tanto a conservadores como a liberales con su gestión. Su mensaje marcó un cambio notable respecto a sus declaraciones previas durante la campaña.
La visión de Mamdani sobre el encuentro
Mamdani asumirá la Alcaldía de Nueva York el 1 de enero. Tras la reunión, aseguró que el encuentro fue positivo. Señaló que ambos dejaron a un lado las diferencias políticas para conversar sobre soluciones concretas para la ciudad.
El alcalde electo afirmó que la prioridad del encuentro fue identificar políticas que beneficien a los habitantes de Nueva York. También indicó que, pese a las diferencias profundas entre ambos, la conversación se centró en avances prácticos y no en confrontaciones.
El contexto del encuentro
La reunión ocurre luego de una campaña en la que ambos se atacaron con dureza. Mamdani había calificado a Trump de déspota. El presidente, por su parte, aseguró que muchos neoyorquinos huirían a Florida ante un posible cambio de gobierno local.
El encuentro en la Casa Blanca representa un viraje en el tono entre ambos líderes. También marca el primer paso hacia una relación institucional necesaria entre el Gobierno federal y una de las ciudades más pobladas del país





