En Venezuela, entre el 30 y el 40% de los dólares que se transan en el país corresponden a la economía de sombra, también llamada economía subterránea, que es ilícita y no está regulada por el gobierno. La dolarización es popular en escenarios de alta inflación o hiperinflación, ya que la gente acostumbrada a la estrechez, comienza a ver en el dólar una salida. Sin embargo, una vez instalada, la dolarización es difícil de desmontar.
A diferencia de Ecuador, donde existe una dolarización establecida, el gobierno de Venezuela ha dado claras señales de no querer la dolarización, y el país queda anclado a las tasas de la Reserva Federal de los Estados Unidos.
El economista Alejandro Grisanti, director de la firma consultora Ecoanalítica, explica que el gobierno de Nicolás Maduro ha dado muestras claras de no querer la dolarización, como lo demuestra el Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF) que buscó poner un freno al uso del dólar sin mucho éxito.
El gobierno está obligado a que cada vez que se haga una transacción en dólares, se pague en bolívares. Además, no ha creado una Cámara de Compensación Bancaria.
Grisanti destaca que la dolarización es un arma de doble filo, y aunque en Venezuela el gobierno ha permitido que se transen en divisas en momentos de inflación o hiperinflación, no está de acuerdo con ella. La dolarización es difícil de desmontar, como ha sido el caso de Ecuador, que no ha podido destruir de ella ni en un gobierno de izquierda como el de Rafael Correa.
Según Leonardo Buniak, presidente de la firma de consultoría Buniak&co, en el último mes, las transacciones en dólares han llegado a representar el 53,78% de las captaciones totales de la banca, lo cual representa una economía enteramente dolarizada. Sin embargo, Grisanti considera que la tendencia a la dolarización se revertirá cuando la moneda no sea estable.
La dolarización en Venezuela es una realidad, aunque el gobierno ha dado señales claras de no quererla. La economía de sombra, que corresponde a la economía ilícita y no regulada, representa una parte importante de las transacciones en el país. La dolarización es popular en escenarios de alta inflación o hiperinflación, pero una vez establecida es difícil de desmontar. Venezuela queda anclada a las tasas de la Reserva Federal de los Estados Unidos, y el gobierno debería estabilizar la moneda, fortalecerla y mejorar la economía para desmontar la dolarización en el futuro.