En las profundidades de la selva del Darién, un oscuro negocio se desarrolla a plena luz del día. Los “coyotes colombianos”, también conocidos como traficantes de migrantes, controlan un peligroso camino que lleva de Colombia a Panamá y, en última instancia, a Estados Unidos. En este artículo, exploraremos los detalles de este negocio, las tácticas despiadadas que emplean y el sufrimiento de los migrantes atrapados en esta odisea.
El Tapón del Darién: Precio del Sueño Americano
En la inhóspita selva del Darién, un grupo de migrantes, marcados con brazaletes como en un parque de diversiones, se enfrenta a un camino custodiado por “asesores” de camisetas rosadas y hombres armados en camionetas. Este camino es el punto de no retorno para aquellos que buscan el “sueño americano”. Cruzar esta ruta tiene un alto precio, ya sea en dólares o en vidas humanas, y aquí, en lugar de migrar, los migrantes son traficados.
Necoclí: El Punto de Partida
En Necoclí, la maquinaria delictiva se pone en marcha. Los “coyotes”, llamados “guías turísticos” en este contexto, agrupan a los migrantes según su nacionalidad. Para los haitianos, se reservan casas en el barrio El Caribe, donde se les explica el proceso y se les ofrece un trato peligroso: transportar droga a cambio de un paso más rápido. La frontera entre el paraíso turístico y el infierno es un puente de tres metros que divide a Necoclí. Aquí, mientras los turistas disfrutan, cientos de venezolanos luchan en la arena.
El Costo del Camino: Extorsión y Desesperanza
A medida que los migrantes avanzan hacia Acandí, los “asesores” de camisetas rosadas les explican los costos del viaje, incluyendo comidas, alojamiento y el cruce del primer río. Algunos migrantes llegan sin dinero y se enfrentan a la desesperanza. Es en este punto que los “guías” les ofrecen opciones desgarradoras, desde prostituir a sus hijos hasta cargar droga. Los cobros exorbitantes los dejan en una situación de vulnerabilidad que explotan aún más.
La Travesía del Darién: Un Infierno en la Selva
La travesía del Darién abarca cuatro campamentos, todos con infraestructura precaria. Los migrantes deben enfrentarse a ríos, mosquitos, tarántulas y serpientes venenosas. En el camino, encuentran los restos de aquellos que no lograron sobrevivir o que desafiaron las reglas del “clan del Golfo”. Las cifras de muertes y desapariciones aumentan año tras año, pero muchos migrantes siguen llegando bajo engaños.
La trágica realidad que enfrentan los migrantes en el Darién es desgarradora. Para abordar esta crisis humanitaria, es esencial que se tomen medidas urgentes y coordinadas a nivel nacional e internacional. Las autoridades deben intensificar los esfuerzos para detener a los traficantes de personas y brindar un apoyo efectivo a los migrantes. Además, es necesario abordar las causas subyacentes de la migración y trabajar en soluciones a largo plazo que ofrezcan esperanza y seguridad a quienes buscan un futuro mejor. La tragedia en el Darién es un llamado de atención para la comunidad internacional, que debe tomar medidas decisivas para proteger la vida y los derechos de los migrantes vulnerables.