El próximo gobierno de Panamá, encabezado por el presidente electo José Raúl Mulino, ha iniciado contactos diplomáticos y estudios con organismos internacionales para cerrar la frontera del Darién. Esta jungla, que limita con Colombia, es una ruta peligrosa utilizada por miles de migrantes irregulares en su viaje hacia Norteamérica. El ministro designado de Seguridad Pública, Frank Ábrego, destacó la prioridad de esta medida, que busca frenar la crisis humanitaria en la región.
El nuevo gobierno de Panamá ha comenzado a establecer contactos diplomáticos y a realizar estudios con organismos internacionales para desarrollar un plan efectivo que permita cerrar la frontera del Darién. Frank Ábrego, designado como ministro de Seguridad Pública, anunció que estos estudios ya están en marcha y que el plan será revelado en el futuro cercano. Ábrego, quien fue el primer director del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), tiene experiencia en la gestión de seguridad fronteriza, habiendo expulsado a la guerrilla colombiana del Darién en 2008.
Desafíos del cierre fronterizo
Cerrar la frontera del Darién no es una tarea sencilla. Se trata de una selva de 260 kilómetros de extensión, un terreno difícil de controlar. Sin embargo, Ábrego expresó su confianza en que es posible llevar a cabo esta misión.
El objetivo es detener el flujo de migrantes irregulares y repatriar a aquellos que crucen la frontera de manera ilegal, todo mientras se respetan los derechos humanos.
Cifras alarmantes de migración
En lo que va del año, más de 153.003 migrantes irregulares han llegado a Panamá tras cruzar el Darién, una cifra que refleja la magnitud de la crisis. El año anterior, esta cifra superó los 520.000 migrantes, un aumento significativo que evidencia la gravedad de la situación.
Unicef ha alertado sobre el incremento de menores y adolescentes que cruzan la selva, señalando que más de 30.000 lo hicieron entre enero y abril de este año, un 40% más que en el mismo período del año pasado.
Asistencia y derechos humanos
El gobierno panameño ha reiterado su compromiso con los derechos humanos, proporcionando alimentación, servicios de salud y registros biométricos a los migrantes en tránsito en estaciones fronterizas.
A pesar del desafío de manejar esta crisis, Panamá ha mantenido prácticas humanitarias para garantizar el bienestar de los migrantes, incluso mientras trabaja en estrategias para cerrar la frontera y repatriar a los migrantes irregulares.
Visión del presidente electo Mulino
José Raúl Mulino, presidente electo de Panamá, subrayó la importancia de cerrar la frontera del Darién desde una perspectiva filosófica y práctica. Mulino enfatizó que Panamá no debe ser vista como una ruta de tránsito, sino como una nación con una frontera que debe ser respetada.
Su propuesta de cierre fronterizo incluye un enfoque integral con asistencia internacional para asegurar un proceso de repatriación que respete los derechos humanos.
Mensaje a la comunidad internacional
Mulino dejó claro que su gobierno trabajará para que los migrantes irregulares que lleguen a Panamá sean devueltos a sus países de origen. Este mensaje es un aviso tanto para aquellos que consideran utilizar la ruta del Darién como para la comunidad internacional, destacando la determinación de Panamá de manejar la crisis migratoria con firmeza y humanidad.
El plan del próximo gobierno de Panamá para cerrar la frontera del Darién representa un esfuerzo significativo para abordar la crisis migratoria en la región. A través de contactos diplomáticos, estudios internacionales y un enfoque en los derechos humanos, Panamá busca gestionar de manera efectiva el flujo de migrantes irregulares y establecer un control más firme sobre su territorio fronterizo.