El conflicto social en San Jacinto, Maracay, ha cobrado una nueva víctima. Gabriel Ramos, de 33 años, un manifestante herido, falleció tras ser herido durante las manifestaciones del 29 de julio. Este trágico suceso eleva a seis el número de muertos en las protestas originadas por el descontento con los resultados electorales anunciados por el Consejo Nacional Electoral.
Violencia en San Jacinto y el manifestante herido
El pasado 29 de julio, San Jacinto se convirtió en el epicentro de una de las protestas más violentas en el país. Gabriel Ramos, residente del municipio Santiago Mariño, se unió a la manifestación para expresar su desacuerdo con los resultados electorales.
En la primera línea de los manifestantes, se encontraba cerca de la sede militar conocida anteriormente como 42 Brigada, ahora resguardada por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
En cuestión de minutos, la protesta se tornó caótica. Los manifestantes comenzaron a asediar la entrada del cuartel, mientras los efectivos de la GNB intentaban dispersar la concentración con gases lacrimógenos y perdigones.
En medio de la confusión, se escucharon disparos, obligando a la multitud a buscar refugio. En ese momento, un proyectil alcanzó a Gabriel Ramos, manifestante herido en ese momento.
La lucha por la vida del manifestante herido
Ramos fue trasladado de inmediato al Hospital Central de Maracay por un grupo de personas que intentaron salvarle la vida. Según testimonios y videos compartidos en redes sociales, el manifestante recibió un disparo en la cabeza.
Los médicos del hospital lo intubaron para estabilizar su condición, pero la gravedad de la herida fue tal que falleció en la madrugada del día siguiente.
El cuerpo de Ramos fue llevado a la morgue del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (Senamecf) en Caña de Azúcar, donde se le practicó la autopsia de rigor.
Familiares y amigos del maifestante herido, ya fallecido, exigen una investigación exhaustiva para identificar y capturar al responsable de este crimen que ha dejado en luto a varias familias de Aragua.
La muerte de Gabriel Ramos durante las protestas en San Jacinto es un recordatorio doloroso de las consecuencias de la violencia en las manifestaciones. Es fundamental que las autoridades actúen con celeridad para esclarecer este y otros casos similares, garantizando justicia para las víctimas y sus familias.
Asimismo, es necesario promover el diálogo y la paz como herramientas para resolver los conflictos sociales, evitando que más vidas se pierdan en la lucha por la expresión y los derechos ciudadanos.
