Las jornadas de cedulación impulsadas por el Servicio Administrativo de Migración, Identificación y Extranjería (Saime) han generado descontento y desorden en distintas regiones del país. Desde el inicio del operativo el pasado lunes 27 de noviembre, el caos ha predominado en las oficinas de Zulia, Bolívar, Mérida y Aragua. Apenas transcurridos tres días, las denuncias se multiplican, destacando la falta de priorización para personas de tercera edad y mujeres embarazadas.
- Desorden en Zulia: En Maracaibo, estado Zulia, el desorden ha alcanzado niveles preocupantes. En el sector Valle Frío, usuarios irrumpieron violentamente en la sede del Saime, desafiando la presencia de funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana. La situación se replica en el sector Bachaquero, donde las largas filas evidencian la demanda generada por la supuesta “rapidez” en la entrega de documentos.
- Denuncias en Bolívar y Guayana: En San Félix, Bolívar, la desatención a adultos mayores y la venta de lugares en la fila generan indignación. La falta de prioridad para mujeres embarazadas también se denuncia en Guayana. Estos problemas indican una gestión ineficiente en el proceso de cedulación.
- Caos en Aragua y Mérida: En El Limón, Aragua, y en Mérida, en las oficinas del Saime Campo Elías y Pueblo Llano, las imágenes de largas colas y adultos mayores descansando en el suelo son comunes. La espera interminable y la falta de organización muestran las dificultades en la ejecución del “Plan Nacional de Cedulación”.
- Desafíos en Caracas: Incluso en la capital, Caracas, el descontento es palpable. En Caricuao, la distribución limitada de números generó molestias entre los ciudadanos, mientras que en Propatria, la lentitud del operativo especial causó quejas por la extensa fila que rodea el Centro Comercial Propatria.
La situación caótica y las múltiples denuncias durante estas jornadas de cedulación del Saime revelan una gestión deficiente y la falta de previsión ante la alta demanda. La ausencia de priorización para personas vulnerables, la desorganización en el proceso y la lentitud operativa han generado un malestar generalizado. Este escenario plantea la urgencia de revisar y optimizar los procedimientos para garantizar un servicio más efectivo y equitativo, evitando así situaciones desesperantes para los usuarios.
